lunes, 2 de enero de 2017

Crónica de la Mitja de Salou

Después de casi dos meses desde que corriera la Mitja de Salou, hoy me voy a dignar a escribir la crónica. Nunca me había pasado esto de escribirla tanto tiempo después, pero como siempre os digo voy muy justo de tiempo y sacar algún rato para escribir me cuesta horrores. Pero bueno, ahora que ya estamos aquí, vamos a explicar un poco como fue esa primera Mitja de la temporada.

Como ya sabéis, el día antes había participado en la carrera corta del Ultra Trail Tarragona, de algo más de 12 kilómetros, y en la Mitja de Salou iba a debutar como liebre o pacer (que suena más cool) oficial. El objetivo era correr en 1h30’, un tiempo asequible pero que arrastrando algo de cansancio del día anterior (y agujetas, porque el Trail siempre pasa algo de factura en ese tema) no me iba a resultar tan fácil. Lo supe desde el primer momento, sabía que no iba a correr cómodo ni sobrado a ese ritmo y que las piernas iban a ir protestando casi toda la carrera. Por suerte, y para evitarme algo de presión, yo no iba a ser la única liebre de ese tiempo e iba a contar con la ayuda de otro corredor. Eso me ayudó a encarar la carrera de otra forma.  

Pero aparte de ese otro corredor que tenía encomendada la misma función que yo, también iba a estar arropado por mis amigos. David, Kyny, Joanra y Raúl en principio iban a salir con la idea de terminar en un tiempo cercano a la hora y media.

Poco antes de la salida, foto con todas las liebres oficiales y a colocarnos en nuestros puestos. No éramos muchísimos, pero teniendo en cuenta que además del medio maratón se corrían los 10k, intentamos no salir desde muy atrás para coger el ritmo adecuado desde el principio y no tener que ir dando tirones nada más empezar. La salida fue bien, sin complicaciones, y enseguida cogimos nuestro ritmo de 4’15”/km. Mis primeras sensaciones fueron muy contradictorias, piernas cargadas, agujetas en los cuádriceps y cierto dolor en cada paso que daba pero, por el contrario, muy relajado en cuanto al cardio, corriendo con unas pulsaciones bajas y muy desahogado.

Si por algo de caracteriza esta Mitja es por sus dos subidas al Cap Salou, un tramo con bastante desnivel y donde es casi imposible mantener un ritmo constante. Durante la primera vuelta fuimos conservadores, la idea era la de no desgastar en exceso ni antes de tiempo al grupo, y quizás nos relajamos algo más de lo debido. Tras los primeros kilómetros bastante llanos y la primera subida al Cap Salou, pasamos el diez mil en casi 43 minutos, algo por encima de lo esperado. Íbamos un poco más lentos de lo que debíamos y tocaría hacer una segunda vuelta algo más rápida para cumplir con nuestro propósito de bajar de la hora y media.

Dicho y hecho. Ya desde nuestro paso por el Paseo Jaume I empezamos a subir el ritmo unos pocos segundos por kilómetro. El grupo que nos seguía cada vez era menos numeroso y se acabó de romper en la segunda subida al Cap. Además de la dura subida, en aquella zona soplaba un viento lateral muy incómodo que dificultó bastante las cosas. Finalmente, y si no recuerdo mal, tras superar esa segunda subida y encarar los últimos tres o cuatro kilómetros de carrera, nos quedamos las dos liebres con dos corredores más junto con Kyny y David. Raúl y Joanra se habían descolgado un poco aunque nos seguían de cerca.

En el tramo de bajada que venía a continuación volvimos a subir el ritmo. Habíamos recuperado algo de tiempo respecto a la primera vuelta pero las cuentas salían muy justas, así que tocaba hacer un último esfuerzo. El ritmo en esos kilómetros estuvo alrededor de 4’10”- 4’07”/km pero de vuelta en el Paseo nos quedamos solos corriendo con Kyny y David. No teníamos a ningún corredor al lado nuestro así que, haciendo cálculos, bajamos el ritmo e intentamos reenganchar a algún corredor que venía por detrás. Kyny y David siguieron adelante y nuestra idea no tuvo demasiado éxito. Los corredores que venían cerca de nosotros y a los que intentamos animar para que nos siguieran no pudieron mantener el ritmo y nos volvimos a quedar solos pocos metros más adelante.

Faltaban ya sólo dos kilómetros para terminar y había que recorrer el último tramo con ligera subida. No tenía nada que ver con los tramos del Cap pero son unos metros en los que si llegas algo justo de fuerzas el ritmo se resiente mucho. En lo que respecta a mí, seguía con esas sensaciones algo contradictorias. Muy bien de pulsaciones pero con las piernas doloridas y cada vez más cansadas, por lo que estaba deseando terminar. Mirando el Garmin, y a diferencia de otros años (en los que siempre marcaba de menos), todo hacía indicar que saldrían algunos metros de más, así que en los últimos metros volvimos a aumentar el ritmo para, por lo menos, cumplir con lo nuestro (aunque nadie nos acompañara ya). Kyny había aflojado y tuvo el detalle de entrar con nosotros en meta. No fue la llegada soñada ya que me quedé con la sensación de no haber sido de mucha ayuda a los demás corredores que tenían el objetivo de bajar de la hora y media, pero es verdad que nosotros cumplimos con lo que debíamos y marcamos un tiempo final de 1h29’57” (oficial) y 1h29’44” (tiempo real). Aquí podéis ver la clasificación.

Pues hasta aquí lo que dio de sí mi experiencia como liebre oficial en una carrera. Me pareció bonito aunque es verdad que quizás en una carrera con menos de 300 corredores y que encima tiene algo de desnivel (lo que siempre se cobra sus víctimas) podía pasar. Al menos me queda la buena conciencia de haber corrido dentro de lo esperado. A la próxima, que será en el Maratón de Tarragona del día 22 de enero de 2017, espero ser de más ayuda a todos aquellos corredores que queráis bajar de tres horas y media. Allí os espero!

Para terminar, como siempre, os dejo alguna foto con la bandera de pacer a la espalda y los datos del Garmin.

 



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