miércoles, 14 de noviembre de 2012

Crónica de la 48ª Behobia / San Sebastián

El viernes después de comer, Arancha y yo metimos todos los trastos en el coche (que no eran pocos teniendo en cuenta que sólo nos íbamos un fin de semana) y nos fuimos dirección San Sebastián. Viaje largo y pesado. Sobre las once de la noche llegamos a una Euskadi que nos recibió con una tromba de agua impresionante, aunque sólo fue el aperitivo de lo que nos esperaría durante todo el fin de semana. Entre unas cosas y otras, hasta la una no lo tuvimos todo hecho y pudimos irnos de dormir. El sábado amaneció despejado en Irún, donde teníamos el hotel. Desayunamos y nos fuimos a Anoeta para recoger el dorsal y ver un poco el ambiente. Impresionante la de gente que había en la feria del corredor. Cuando entramos al recinto el cielo ya se había empezado a nublar y al salir, una hora después, ya llovía. Todas las previsiones decían que al día siguiente nos íbamos a mojar, aunque yo aún tenía alguna pequeña esperanza, qué optimista! Hecho esto, nos fuimos a comer algo. Por la tarde, segunda visita a la feria del corredor donde habíamos quedado un momento con Joan Carles y familia para saludarnos y hablar un poco de la carrera. Después, paseo pasado por agua por el centro de San Sebastián e imposibilidad de encontrar un restaurante donde comer un plato de pasta. Al final, terminamos volviendo a Irún y cenando, a las once de la noche, en un Telepizza. Empezaban mal las horas previas a la carrera...

El domingo me levanté sobre las 7.30, desayuné tranquilo y me lo terminé de preparar todo. Sobre las ocho y media salí del hotel con la intención de ir a la salida caminando. Tenía que dejar mi mochila a las 9.20 así que creía que iba con tiempo pero en la puerta del hotel me encontré con cuatro corredores más (uno de San Sebastián, dos de Zamora y uno de Liverpool!) que me dijeron que no iba muy sobrado de tiempo si tenía que llegar a esa hora. Muy amablemente me acompañaron a la salida. Paseo de cuarenta minutos para despertar las piernas bajo una lluvia que no paró ni un momento. Es más, hubo ratos de bastante intensidad. Faltaba más de una hora y media para empezar a correr y ya tenía los calcetines y las zapatillas empapadas de agua. Cuando estábamos a punto de llegar a la zona de salida, nos despedimos deseándonos suerte y yo me fui directamente a los camiones a dejar la mochila. Me quedé sólo con la ropa de correr y un poncho de plástico que habíamos comprado el día antes. Aquí empezó la peor parte del día. Una larga hora de espera bajo el techo de una gasolinera, con frío, con los pies mojados y sin ganas de salir ni a calentar. Dejé pasar el tiempo, realizando algún pequeño estiramiento e intentando contagiarme por el gran ambiente que había a pesar de la lluvia. Increíble. La gente lo vivió como una fiesta (al fin y al cabo, es lo que es). A la gran mayoría de corredores se les veía felices, les daba igual el frío y la lluvia. Les daba igual empaparse calentando, algunos incluso lo hacían sin chubasquero ni nada aún quedando muchos minutos para empezar la carrera. Yo, a pesar de tener pensamientos como “quien me mandaría venir aquí” o el clásico “con lo bien que estaría ahora en la cama”, poco a poco me fui desperezando y a falta de unos diez minutos para mi hora de salida (las 10.32), me fui al cajón correspondiente sin haber calentado ni un segundo. La estrategia de carrera era que no quería seguir ninguna estrategia, y menos en esas condiciones. Quería hacer un buen rodaje largo en compañía de muchos miles de corredores y con un público entregado, pero nada más (como si eso fuera poco...). Era un día para disfrutar de un ambiente especial.

Algo antes de lo previsto, dan la salida y empezamos a correr todos los de nuestro grupo. Decido no quitarme el poncho todavía. Prefiero esperar unos minutos y quitármelo cuando vaya entrando en calor. Dando un vistazo a los demás, puedo comprobar que no soy el único. Primeros metros a un ritmo cómodo rodeado de mucha gente pero con el espacio suficiente. Es increíble pero los dos primeros kilómetros han pasado volando en 4’24” el primero y en 4’23” en el segundo. Entre el segundo y el tercer kilómetro decido quitarme el poncho y tirarlo en una papelera. Ese tercer kilómetro lo paso más rápido (4’08”) pero igual de cómodo. En ese momento, yendo de menos a más, me encuentro con Edu y un par de corredores más de Tarragona. Me comenta que no tienen intención de ir a tope así que decido correr con ellos tranquilamente. Buena decisión. A falta de dos semanas para la Mitja de Tarragona donde sí quiero apretar y teniendo en cuenta las condiciones climatológicas que había, lo más inteligente era ser conservador. Ya habrá tiempo para sufrir. Además, yendo a otros ritmos quizás me hubiera perdido muchos detalles de la carrera que valían la pena. Con este plan, nos limitamos a mantener un ritmo entorno a 4’20”/km y a pasarlo bien. Si los dos primeros kilómetros me habían pasado volando, los siguientes aún fueron más deprisa. Voy pendiente de todo. Me está encantando el ambiente y pienso en el mérito que tiene el público que ha salido a la calle a animar a pesar de la lluvia. Voy chocando la mano a todos los niños que veo. Es una tontería pero me hace ilusión. Sin darnos cuenta llegamos al sexto kilómetro donde toca empezar a subir al Alto de Gaintxurizketa. Son un par de kilómetros de subida pero, como dijo Edu, cada uno la hace lo dura que quiere. Nosotros vamos tranquilos y pasamos el séptimo kilómetro en 4’33” y el octavo en 4’44”. Una vez arriba, empieza una zona de toboganes de unos cuatro kilómetros que terminan en el puerto de Lezo. En esa zona la lluvia nos da una tregua y hasta parece que el Sol hace esfuerzos por salir, pero no, sólo sería un espejismo y enseguida vuelve la lluvia. Por delante cuatro kilómetros llanos donde subimos un poco el ritmo y, ya en el kilómetro 16, encaramos la subida al Alto de Mirakruz. Sin ninguna duda, el momento que más me gustó de la carrera. La animación en el punto más alto era genial. Es difícil de explicar pero se podría resumir diciendo que esos pequeños momentos o detalles son por los que vale la pena hacer carreras así. Pero lo mejor de todo es que da igual la posición en la que estés dentro de la carrera o el ritmo que lleves, vas a recibir los mismos ánimos y el mismo calor del público.

A esas alturas de la carrera, siento que todavía estoy muy fresco. No noto la más mínima señal de cansancio y decido apretar un poco. Me escapo unos metros del grupo con el que he compartido toda la carrera y empiezo a rodar a un ritmo cercano a los 3’45”/km. Estamos llegando a San Sebastián y la lluvia y el viento empiezan a ser considerables. Aún así, no me impiden seguir rodando rápido y paso los kilómetros 18 y 19 a 3’44” y 3’46” respectivamente. Llegados a la playa de Zurriola, última recta con mucho público a ambos lados de la calle. Veo muchos arcos y no sé bien cual es el de meta, así que mantengo un ritmo alto por debajo de los 4’/km e intento disfrutar al máximo de esos últimos instantes de carrera. La lluvia y el viento son más fuertes que nunca. Hay momentos que no veo nada con tanta agua en la cara. Es impresionante la que está cayendo. Nunca había corrido con unas condiciones así pero me gusta. Le da un cierto toque de épica a la carrera. La convierten todavía en algo más especial y siempre podrás decir que tú estuviste allí. Durante esa recta voy intentando mirar al público pero me es imposible ver a Arancha. Al final, llego a meta en 1h24’23” con unas sensaciones increíbles y hasta con la idea de que no me hubiera importado en absoluto seguir corriendo y disfrutando de algún kilómetro más. Eso es quizás con lo que me quedo. Con esa sensación de suficiencia tras una tirada larga de 20 km sin demasiado esfuerzo y a un ritmo bastante bueno (al final acabé a 4’15”/km de media). Desde luego, esto me ha reforzado mucho la moral de cara a Tarragona. Creo que la 1h27’ la tengo muy cerca. En cuanto a la clasificación, decir que llegué en la posición 2.422 (1.586 de mi categoría) de 21.472 llegados a meta.

Apenas diez segundos después de mi paso por meta, el viento se llevó el arco (como se puede ver en el vídeo) y pudo haber pasado algo grave. Por suerte, no hubo que lamentar daños graves. No hubiera sido justo ni para la organización (estuvo de 10) ni para ningún corredor. Al terminar, me fui rápido a tomar algo de avituallamiento (en toda la carrera sólo me bebí medio vaso de agua) y a recoger mis cosas para luego encontrarme con Arancha donde habíamos quedado. Parecía que se iba a acabar el mundo, así que una vez juntos, tapados como pudimos, nos metimos en el primer sitio que encontramos para cambiarme y tomar algo. Nunca hubiera dicho que agradecería tanto estar dentro de un McCafé, pero bueno, siempre hay una primera vez...

Para “casi” terminar, felicitar a la organización (está claro que después de 48 ediciones no son ningunos novatos en esto de organizar un evento con 25.000 personas) y agradecer al público que salió a la calle con el día que hacía para animar a todos los corredores. Sin ese ambiente, probablemente esta carrera ni se parecería a lo que es hoy.

Ahora sí, para terminar, dejo algunas fotos de la última recta antes de entrar en meta y posando con la medalla en la playa de Zurriola, el vídeo de mi llegada y los datos del Garmin con el resumen de la carrera.

 
 
 


5 comentarios:

  1. Enhorabuena guapo!!!. Haga frío, calor, viento.....siempre que pueda estaré allí, viendo como disfrutas haciendo lo que te gusta..Un besito!

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    1. Como te digo siempre, tú eres una parte muy importante en todo esto y sin tí sería todo mucho más complicado o, simplemente, no podría ser. Gracias por estar siempre ahí aguantando lo que haga falta para compartir estas experiencias conmigo. Un beso muy grande!!!

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  2. Grande Rubén!!! Enhorabuena!! Yo creo que el arco no lo tiró el viento. Lo tiraste tu con el rebufo!!! Tuvo que ser realmente chulo aunque duro. A mi me encanta correr con lluvia y ponerte perdido, aunque como dices tú, los momentos previos son realmente malos, pero una vez metidos al lío se nos olvida todo.
    Bueno, yo espero recuperarme 100% del gemelo y correr la Mitja de Tarragona que ya estoy apuntado. Nos vemos allí crack!!!
    Un abrazo

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    1. Yo creo que sí, que el arco se cayó de eso, jejeje!!! A ver si algún año te animas porque vale la pena.
      Espero que te recuperes pronto y llegues a Tarragona a tope! Ya hablaremos para vernos crack! Un abrazo!

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  3. dios, vaya tiempo. y este domingo a por la maratón.

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