Otra carrera que no entraba en mis planes pero que por varias razones me animé a correr. La primera es que, por falta de tiempo, durante la semana no había podido correr todo lo que tenía marcado y era una buena forma de recuperarlo. La segunda, porque hace tiempo que no hago series y pensé que un poco de velocidad no le vendría nada mal a mis piernas. Y la tercera porque era una carrera solidaria (había que llevar un cartón de leche o un euro para recoger el dorsal) y, además, gratuita. El caso es que decidí apuntarme y el domingo por la tarde, después de encontrarme con un buen atasco por la carretera y de tardar más de una hora para llegar a El Vendrell desde Tarragona, allí me encontré con Laura y Vane, que también iban a correr, y Sara.
La verdad es que llegaba bastante cansado (tras una semana con más de 20 horas de entreno), dispuesto a forzar un poco durante los 6,3 kilómetros que tenía la carrera pero cansado al fin y al cabo y, porque no decirlo, también algo perezoso. Calentamos más bien poco y una vez se terminaron las carreras infantiles, sobre las 20.45, llegaba nuestro turno. De salida me coloqué fatal. Algo atrasado y en el lado opuesto a la primera curva. Había bastante más gente de la que esperaba y me temía una salida complicada. Y así fue. Primeros metros a un ritmo lento, con mucha gente que adelantar y poco espacio para pasar. Me daba igual, no tenía prisa por empezar a correr a un ritmo medianamente fuerte aunque siempre se hace incómodo ir a un ritmo que no es el tuyo, ya sea por mucho o por poco. De todas formas y para ser sincero, tampoco yo tenía las piernas muy ligeras. Malas sensaciones al principio y, cuando por fin se abrieron los primeros huecos, ciertas dificultades para correr por debajo de 4 minutos por kilómetro. Aún así, pasé el primero en 3’53”, lo que consideré suficiente para tomarme la carrera como un entreno de cierta calidad. A partir de ahí las sensaciones mejoraron un poco (repito, un poco), lo que me permitió correr algo más rápido en los dos siguientes kilómetros (3’42” y 3’49”). Pasado el tercer kilómetro, tocaba encarar la segunda y última vuelta. Con la gasolina justa y sabiendo lo que había, me limité a intentar mantener en la medida de lo posible el ritmo (poco a poco fue a menos) y de ahí hasta el final poco más que contar. Llegada a meta con un tiempo de 24’19”, saliéndome un ritmo medio final de 3’51”/km. Como decía, a pesar de tomármelo como un entreno de cierta calidad y llegar tan justo de fuerzas, creo que no está mal. Al ser una carrera no competitiva no hubo resultados, así que no tengo ni idea ni de mi clasificación en la carrera ni de los participantes que había.
Como este fin de semana Arancha estaba en Madrid (la fui a buscar a la estación nada más terminar la carrera), Sara hizo de fotógrafa. Ahí va alguna foto y los resultados del Garmin.
La próxima, este sábado en la Espluga de Francolí. Espero llegar bastante más descansado después de una semana muy tranquila a nivel deportivo. Si todo sale bien, espero mejorar la marca que hice hace un par de años. Veremos que sale...
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