viernes, 1 de agosto de 2014

Crónica Skoda Triathlon Series Andorra

Un mal entreno con dorsal. Así podría definir mi participación en el Skoda Triathlon Series de Andorra, y es que no recuerdo haber vivido hasta ahora una carrera tan accidentada y tan condicionada como esta, en la que a los pocos minutos de empezar ya estaba fuera de cualquier opción de conseguir un buen resultado. Sé que ahora puede resultar fácil y oportunista decirlo, pero ya desde el día antes no tenía buenas vibraciones con este triatlón, y no porque me sintiera mal físicamente. Soy una persona generalmente optimista pero para esta competición no las tenía todas conmigo. Algo, no sé exactamente el qué, me inquietaba. Además, últimamente siento mucho respeto por cada carrera en la que participo, sea de lo que sea y tenga la distancia que tenga, y no sé hasta que punto eso es bueno o malo. En este caso, me preocupaban especialmente la temperatura del agua del Lago d'Engolasters (a 1.600 metros sobre el nivel del mar) y, después de dejar la bici en la T1, las bajadas en bici y varias curvas muy cerradas. 

Después de terminar el sábado un poco cansado, con un par de sesiones suaves de entrenamiento a primera hora (carrera y natación), ir a recoger el dorsal, subir la bici a la T1 después de comer y pasear por Andorra toda la tarde, el domingo tocaba volver a madrugar. A las 7:15 había que estar en la T2 para dejar las cosas para la carrera a pie y coger el autocar que nos llevaba a la salida en el lago. Personalmente, vi excesivo tener que subir dos horas antes del inicio de la carrera. Antes de las 8 ya lo tenía todo hecho y aún faltaba más de una hora para empezar. La espera se me hizo larga y no ayudó en el tema psicológico. Fuera por lo que fuera no me sentía cómodo. Procuré no darle demasiadas vueltas a la cabeza pero algo me decía que no iba a ser un buen día. 

Sobre las ocho de la mañana, los jueces tomaron la temperatura del agua y al ver que superaba por poco los 14º decidieron acortar el sector de natación en la distancia olímpica. En lugar de 1.500 metros nadaríamos sólo 750. Una noticia relativamente buena para mí aunque me seguía preocupando un poco el frío.

Poco después de enterarme de la noticia llegaron a la zona Arancha y Òscar, que tuvieron que subir al lago en otro autocar. A pesar de estar con ellos, la espera hasta el inicio de la carrera se me hizo pesada. A medida que se fue acercando la hora me fui poniendo el neopreno y cuando llegó el momento me dirigí a la salida. Normalmente, cuando repaso visualmente el segmento de natación, me parece largo. En cambio, esta vez me pasó lo contrario. Veía aquellos 750 metros bastante asequibles. Mucho mejor. Todo estaba listo para empezar cuando el speaker nos recordó que estábamos a 1.600 msnm y que, muy probablemente, nos costaría más de la cuenta llevar una buen respiración y nos cansaríamos más. En ese sentido no me preocupé demasiado (aunque debería haberlo hecho) porque nunca salgo fuerte nadando y creía que haciendo lo de siempre no tendría que tener problemas. Nada más lejos de la realidad...

A las 9:15 se dio la salida desde el agua y empezamos a nadar. Durante las primeras brazadas parecía que todo iba bien. Notaba el agua fría sobre todo en los pies y en la cara pero no era un gran problema. De pronto, el frío pasó a un segundo lugar. Llevaba algo más de 200 metros nadados cuando empecé a sentir que algo no iba bien. Pues sí, debía ser verdad eso de la altura. Me costaba mucho moverme y cada vez resultaba más difícil aguantar la respiración cuando metía la cabeza en el agua. En ese momento, aparte de empezar a agobiarme, levanté la cabeza e intenté nadar un poco a braza. A mi alrededor, muchos nadadores hacían lo mismo. Vi a algunos haciendo braza y a varios nadando de espalda. Quedaba claro que algo no iba bien pero también que no era el único al que le estaba pasando. Sinceramente, fueron momentos muy desagradables. Tenía el pulso muy acelerado y ya no podía respirar de ninguna manera, así que miré para atrás y vi que cerca de mí había una canoa. Intenté hacerle gestos pero tardó unos segundos en venir. Una vez la tuve al lado me sujeté y le pedí que me llevara a la orilla. Sin salir del agua, me senté encima de lo que pude e intenté recuperar un poco la respiración. Después de mí, llegaron a esa orilla varios triatletas más, todos fatigados y algunos que decidieron retirarse. Yo no me quería retirar, simplemente recuperar un poco el pulso y la respiración y nadar lo que me faltaba tranquilamente. Tardé bastante, entre 4 y 5 minutos, en sentirme bien y decidí volver a intentar nadar. Lo hice aún más tranquilo y cuando superé las boyas e hice el giro a la derecha, me situé cerca de la otra orilla por si me volvía a pasar algo así. Por suerte, en ese segundo intento no tuve más problemas. Como es lógico después de perder más de cinco minutos a las primeras de cambio, salí del agua bastante atrás. Lo que en condiciones normales hubiera hecho en unos 14 minutos (incluso menos porque el recorrido creo que era más corto) se convirtieron en cerca de 20, con lo cual intentar conseguir una buena clasificación era un imposible. Al salir del agua enseguida vi a Arancha y a Òscar extrañados de que tardara tanto pero les tranquilicé diciéndoles que estaba bien (no sé si se lo creyeron...). La primera transición fue larguísima, de unos 500 metros, y con dos subidas, una justo al salir del agua y otra ya con la bici en la mano antes de empezar a pedalear. 

No había salido del agua demasiado fino. No sé si por los nervios, por haber tragado algo de agua o simplemente por la mala respiración que había llevado, me dolía el estómago. Los primeros kilómetros en bici, al ser de bajada y con muchas curvas, los hice con calma. Aún así, al empezar tan atrás, fui ganando muchas posiciones fácilmente. Después de la primera bajada, tocaba el primer puertecillo (La Comella) y ahí aún recuperé algo más. Es donde mejor me muevo en la bici, así que aproveché para ganar varias posiciones. No estaba siendo la carrera soñada pero poco a poco iba recuperando algo del tiempo perdido en el agua. De pronto, otro imprevisto, y creo que más grave que el primero. En el segundo descenso, bajando de La Comella en dirección a Andorra, vi como pocos metros delante mío, en una curva cerrada hacia la izquierda, un corredor chocó contra una valla y tanto la bicicleta como él salieron volando por encima y cayeron por un pequeño barranco. Sólo por como sonó el golpe ya me asusté, así que dos triatletas más que también lo vieron y yo paramos. Enseguida nos interesamos por él y nos contestó. Por lo menos estaba consciente aunque lleno de heridas en los brazos y en las piernas. Bajé por el barranco para ayudarle pero pudo subir por su propio pie, así que sólo me encargué de cogerle la bici y poco más. Los otros dos chicos ya se habían encargado de avisar de la caída a la organización para que fueran a buscarle, así que cuando dejamos al triatleta y a su bici en la carretera para que le pudieran atender, los tres volvimos a la carrera. Ahí ya no se cuanto tiempo más perdí, pero me había vuelto a adelantar casi todo el mundo. Si después de lo del agua ya tenía poca "chispa", ahora, definitivamente, me había quedado sin. Hice el resto de recorrido de bici sin ningún tipo de motivación, limitándome a pedalear tranquilamente hasta la T2. Lástima porque el circuito de bici, a pesar de ser peligroso con tanta bajada y tanta curva cerrada, era bonito y tenía un par de subidas bastante duras. Al ir ya sin ningún tipo de presión por lo menos las disfruté. Fue, seguramente, el rato que mejor me lo pasé aunque me faltara ese punto competitivo que me había dejado por el camino. No tenía ni idea ni del tiempo ni de la distancia exacta que llevaba ya que en el accidente había parado el reloj y luego me olvidé por completo de volver a encenderlo hasta pasado un buen rato. El caso es que terminé este segundo sector en algo más de 1h20'.

La segunda transición fue bastante más cómoda y mucho más corta que la primera, pero, siguiendo la dinámica que llevaba durante todo el día, tardé más de la cuenta en dejar la bici porque, aunque me metí en el pasillo donde tenía las zapatillas, me las pasé de largo y luego fui al otro pasillo pensando que me habría equivocado al entrar. La verdad es que cuando dejo las cosas siempre recuerdo mi pasillo pero en este caso tenía la sensación de que las zapatillas estaban un poco más al final y en realidad no era así. Fue un fallo de concentración que me delataba; estaba totalmente fuera de la carrera. Pero bueno, como he dicho al principio, siempre intento ver el vaso medio lleno y por lo menos la carrera a pie me fue bastante bien. El dolor en el estómago no había ido a más (durante la bici me preocupaba como estaría para correr) y físicamente estaba bastante fresco (casi como nuevo), así que empecé a correr a un ritmo cercano a 4'/km sin prácticamente forzar y que pude mantener a lo largo de los casi diez kilómetros y medio que me salieron. En este sector hice el 46º mejor parcial que hubiera podido mejorar algo de haber sido otras las circunstancias, ya que no lo dí todo ni mucho menos. En cambio, en natación (345º) y en bicicleta (243º), por unas cosas o por otras, la cosa dejó bastante que desear.

Al final, tiempo de 2h32'03", terminando en la posición 212 de 352 llegados a meta (resultados) en una carrera para olvidar pero también para tener en cuenta de cara al futuro. Dicen que siempre se aprende más de las cosas malas que de las buenas, ¿no? Además, supongo que la mayoría de nosotros hemos tenido carreras así de desastrosas y todo forma parte de la experiencia. Al final, eso es con lo que me quedo.

Para terminar, sólo me gustaría comentar que la organización, a mi juicio, tuvo algunas faltas. La primera de ellas, el transporte. Está muy bien que todos tuviéramos que subir en autocar y se diera prioridad (como es lógico) a los triatletas, pero para bajar, los acompañantes que quisieron ver la natación tuvieron dificultades ya que los autocares no bajaron cuando el último participante del triatlón sprint salió del agua como estaba previsto. Así, en lo que me afecta a mí, Arancha y Òscar llegaron a Andorra cuando yo ya estaba corriendo, y no pudieron verme ni un momento en la bici (y eso que tardé). Lo segundo, decir que, aunque sea una tontería y al final acumulemos más camisetas de las que podemos usar, siempre hace gracia tener como recuerdo de cualquier carrera en la que se participa una camiseta y no una pulsera como nos dieron. Tercero, los avituallamientos fueron justitos. Yo llevaba mi bidón en la bici (estábamos avisados de que en bici no habría avituallamiento) y con eso me bastó para toda la carrera, pero creo que fue algo escaso dar sólo agua casi en el kilometro cinco de carrera a pie. Y por último, y creo que lo peor organizado de todo, fue la retirada de las mochilas y las bolsas con el material de natación. En esto aún me puedo considerar afortunado ya que sólo tuve que recoger el neopreno, las gafas y el gorro y me puse en la cola cuando, como quien dice, se estaba empezando a formar. Aún así, más de tres cuartos de hora de espera a pleno Sol que no fueron nada agradables. Cuando al fin conseguí mi bolsa, la cola daba casi media vuelta a la manzana. Lo dicho, un afortunado.

Para terminar, dejo las (pocas) fotos que pudo hacer Arancha y, en este caso, no dejaré los detalles del Garmin ya que el tramo de bicicleta está incompleto y apenas me salieron 32 kilómetros cuando en realidad fueron un 38, creo. A cambio, dejaré los detalles que salen en la clasificación con los tiempos y la posición en cada sector. Esperemos tener mejor día en general el 10 de agosto en el Skoda Triathlon Series de Tarragona, en el que también haré la distancia olímpica. Ya va siendo hora de hacer una buena carrera.





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