jueves, 11 de agosto de 2016

Crónica 39ª Cursa de l'Espluga de Francolí

Tras dos años de ausencia (2014 y 2015), el pasado 30 de julio volví a participar en una de las carreras clásicas de cada verano, la de l’Espluga de Francolí (15K). Como muchos ya sabéis porque lo habéis sufrido en vuestras carnes, es una carrera complicada tanto por el calor que siempre suele hacer allí como por su recorrido, con unos primeros kilómetros de subida muy exigentes. Para este año tenía entre ceja y ceja bajar de la hora. Mi mejor marca hasta la fecha la conseguí en 2013 y por aquel entonces paré el crono en algo más de una hora y un minuto. Sabía que el objetivo no era fácil pero tenía esa idea en la cabeza.

A diferencia de otros años, en los que llegábamos con mucho tiempo, esta vez Arancha, Iker y yo llegamos a l’Espluga más bien justos. La carrera empezaba a las siete y hasta unos veinticinco minutos antes de dar la salida no llegamos allí. Tuve el tiempo justo para recoger el dorsal, ir a dejar la mochila en el guardarropa e irme a colocar en la salida. Allí enseguida me encontré con Carles y pensé que sería una buena referencia ir con él o, por lo menos, tenerle lo más cerca posible. Si tenía dudas sobre mí, sobre él no tenía ninguna y sabía que bajaría de la hora con algo de margen. De hecho, estaba prácticamente seguro que, salvo sorpresa, haría mejor tiempo él que yo.

A las siete, según lo previsto, dio comienzo la carrera. Es una carrera de las importantes, con bastante gente pero, sobre todo, con mucho nivel. Como no nos pudimos colocar en primera línea de salida, decidimos empezar bastante fuertes para hacernos un hueco lo más pronto posible. Quizás nos pasamos (aunque los primeros metros fueron de bajada), pero el primer kilómetro por dentro del pueblo salió a 3’24”. Tras ese primer kilómetro de “calentamiento” empezaba lo realmente duro. Teníamos por delante ocho kilómetros seguidos de subida constante con tramos realmente duros y mucho calor. El segundo y el tercer kilómetro aún conseguí pasarlos por debajo de 4’/km pero las sensaciones no eran buenas. Me notaba falto de chispa. Carles poco a poco me fue ganando metros y aunque no lo perdí de vista en ningún momento preferí no forzar. No iba nada cómodo y estaba sufriendo más de lo esperado, así que no era el momento de hacer locuras y preferí centrarme en mi carrera. Los kilómetros 4 y 6 fueron especialmente duros, con unos 30 metros de subida cada uno. Hasta ese momento los kilómetros más lentos habían sido alrededor de 4’20”/km pero en el sexto la cosa se me disparó hasta 4’35”. No suelo tener según que tentaciones compitiendo pero en esta ocasión se me pasó por la cabeza parar a caminar y/o aflojar mucho el ritmo. Por si no ha quedado claro, estaba sufriendo mucho y ni las piernas ni la cabeza funcionaban como esperaba.

Durante esos kilómetros de subida, donde me costó mucho mantenerme en ritmos medianamente decentes, aproveché para recapacitar un poco y ser consciente de que lo raro hubiera sido ir cómodo y disfrutar. Y no lo digo como excusa, sino como la realidad. Desde el Ironman de Niza no estoy entrenando del todo bien. Han influido muchos factores como las semanas de vacaciones, la ganas de descansar, de tomarme los entrenamientos de forma menos seria, de saltarme más sesiones de la cuenta… El resultado es que llevo desde mediados de junio entrenando a medio gas, siendo benevolentes. Me he acomodado (consciente y temporalmente) un poco y se nota. Aquí nadie te regala nada.

A pesar de estar corriendo con esos pensamientos negativo/realistas, conforme se fue acercando el giro y, por consiguiente, los kilómetros de bajada, empecé a ver las cosas de otra manera. Salió mi vena más positiva. Miré mi Garmin y el ritmo medio que llevaba no era para nada malo y lo de bajar de la hora era más que factible si hacía unos buenos kilómetros finales. Antes de terminar el kilómetro nueve llegó el giro y, de la misma forma que otros años cuando llegaba a este punto tenía la sensación de haber terminado  ya la carrera, este año no fue así. En ese momento decidí que, ya puestos, por mucha bajada que hubiese iba a intentar mantener ese nivel de sufrimiento y de exigencia que había aguantado durante la subida. Quería comprobar hasta donde me acompañaban las piernas.

Aquí empezaba, por llamarlo de alguna manera, la segunda parte de esta dura carrera. En esta ocasión no me valía simplemente con dejarme llevar por el terreno favorable, quería seguir apretando y seguir sufriendo como lo había hecho durante la subida y correr muy rápido. Para mi sorpresa, al poco de empezar a bajar, noté que o Carles estaba aflojando o que yo lo estaba haciendo realmente bien. Fui recortando distancias poco a poco hasta llegar a adelantarle a él y a otro corredor más. Pasé el kilómetro diez a 3’41” y el once algo más lento, en 3’53”, ya que hubo un pequeño tramo de sube-baja. Pasado esto ya sí, por delante cuatro kilómetros de fuerte bajada donde habría que echar el resto hasta meta.

Como ya he dicho antes, en esta ocasión los kilómetros con desnivel negativo no me los tomé como un regalo como otras veces. Durante la bajada mantuve una intensidad muy alta y, para ser sinceros, se me hicieron muy largos. Estaba deseando llegar a meta y terminar con esa agonía más que nunca. La parte positiva es que bastante antes de terminar, ya era consciente de que iba a cumplir con el objetivo con cierto margen. Aún así, no me relajé. Esos metros finales los corrí con la sensación de estar haciendo una de las mejores carreras de mi vida, y eso que al principio me había estado lamentando por llevar unas semanas sin entrenar como debía y por no poder correr todo lo rápido y cómodo que me hubiese gustado

Finalmente paré el crono en un tiempo de 58’48”, haciendo esos últimos cuatro kilómetros a un ritmo medio cercano a 3’30”/km y terminando en una gran 29ª posición (19ª de mi categoría) de 431 llegados a meta (resultados), que teniendo en cuenta el nivel que había es como para estar muy satisfecho. Como ya he dicho, creo que esta 39ª edición de la Cursa de l’Espluga pasará a ser una de las mejores carreras que he hecho nunca. Supe sufrir en todo momento y no perder la calma cuando las cosas no iban del todo bien. En definitiva, puedo decir que hice una carrera de la que terminé orgulloso al margen de que llegara en un estado de forma mejor o peor.

Por su parte, Carles llegó poco después que yo (59’31”), logrando el segundo puesto de su categoría (sub 23). No me cansaré de decirlo, este chico si sigue así dará mucho que hablar en poco tiempo. Y en cuanto a mis compañeros y amigos del equipo, a los que no vi antes de empezar, todos muy bien: David 1h04’00”, Aleix 1h09’21”, Jordi 1h12’27”, Pep 1h15’46” y Eva 1h19’02”. Al final pudimos hacer foto de equipo.

Poco más que decir. A la espera de que se publiquen todas las fotos de la carrera, de momento os dejo unas pocas y aquí los detalles de la carrera del Garmin. Ahora ya toca pensar en los siguientes compromisos: Triatló Internacional de Balaguer (27/08) y Sailfish Berga (18/09). 



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...