viernes, 12 de abril de 2013

Crónica 11ª Cursa Bràfim - Ermita del Loreto

Con mucho más retraso del habitual, vamos con la crónica de la 11ª Cursa de Bràfim – Ermita del Loreto. La verdad es que me hacía ilusión volver a correr en Bràfim, es una carrera que me gusta mucho tanto por su recorrido como por su ambiente. De hecho, creo que es una de las primeras carreras de montaña que corrí en su día. Era consciente de que no llegaba en un momento dulce tanto por la falta de entrenamiento como por las molestias que arrastro en el tendón de Aquiles del pie derecho, así que era el día perfecto para olvidarse de resultados y salir simplemente a disfrutar de la carrera. Eso es una actitud cómoda, que te hace ir más tranquilo y que seguramente está bien para eso, disfrutar, pero no es menos cierto que de vez en cuando me apetece salir a dar algo más. Echo de menos sentirme bien entrenado y salir a darlo todo. Espero que todo sea cuestión de tiempo y paciencia.

Durante el calentamiento con mi hermano y César noté que apenas me molestaba el tendón. Es el maravilloso efecto de la competición. En esos momentos en que te dispones a correr en una competición (por muy tranquilo que tengas pensado salir) se te olvidan todos los males y sólo estás pendiente de hacerlo lo mejor posible. Hacía fresquito y algo de viento. Vaya temporada de viento llevamos! A las 9.30 estaba prevista la salida y no se hizo esperar. Eramos sólo unos 300 corredores así que nos pudimos colocar en un buen sitio en la salida. Es importante porque los primeros metros discurren por las estrechas calles del pueblo y cuesta encontrar espacio.

El primer kilómetro me lo tomé de tanteo, para saber como estaba de fuerzas y de molestias. Lo pasé en 3’54” con relativa comodidad y sin molestias destacables, aunque consciente que bajaría el ritmo enseguida. Ya estábamos corriendo por caminos de tierra y aunque muy suaves todavía, empezaban los primeros toboganes que impedían llevar un ritmo constante. Yo estaba corriendo cómodo, sin mirar apenas el reloj y notando que ni adelantaba ni me adelantaban. Segundo kilómetro en 4’12”, manteniendo aún un buen ritmo. De ahí hasta el kilómetro seis, el camino no es muy exigente, incluso del cinco al seis hay una buena bajada que me permitió aumentar el ritmo y hacer ese sexto kilómetro en 3’47”. Pero lo bueno dura poco y una vez abajo, tocaba subir de forma constante hasta pasados los diez kilómetros. Evidentemente, bajé el ritmo. En ese momento es cuando más noté que todavía estoy muy verde y me faltan piernas. Pasados los ocho kilómetros y medio empezaba el tramo “estrella” de la carrera. Nos esperaban nada más de 100 metros de desnivel concentrados en apenas un kilómetro por un camino muy estrecho y lleno de piedras. Ahí corrí lo justo y, como muchos de los corredores que iban a mi alrededor, hice algún tramo caminando (prácticamente iba a la misma velocidad). Ese tramo se hace un poco largo pero compensa por las vistas que hay una vez llegas arriba. De todas formas y siendo sincero, tampoco las disfruté demasiado pensando en que ahora llegaba mi peor momento, la bajada. A pesar de bajarla muy, muy, muy, pero que muy mal, este año no me adelantó nadie. Incluso gané yo una posición. Fue muy extraño pero me alegró. Está claro que es en este punto de la carrera donde los buenos corredores de montaña sacan una gran ventaja. Para hacernos una idea, yo pasé ese kilómetro once, 100% de bajada, en 6’27”. Una pena, lo sé. Pero mirándolo por el lado bueno, no me hice daño ni tuve ningún susto, que con la temporada que llevo lo considero más que suficiente. Una vez abajo, ya sólo faltaban menos de tres kilómetros.

A partir de ahí recuperé un poco el ritmo. Volví a acelerar y me sentí bastante bien. Sabía que ya estaba terminando aunque no me olvidaba del “regalito” que nos esperaba a pocos metros de la llegada. Durante un par de kilómetros (doce y trece) corrí prácticamente solo y a falta de unos 500 metros para terminar, me encontré cara a cara con la última subida, ya de asfalto. Se hizo dura pero estando tan cerca del final y con algo de público animando, no paré. Una vez arriba, últimos metros donde esperaba Arancha para hacer fotos y entrada a meta con un tiempo de 1h07’42”, unos 40” menos que el año pasado. Al final, posición 49/320 y 19º de mi categoría (resultados). A pesar de haber rebajado la marca del año pasado, quedé un poco más atrás en la clasificación. Cada año hay más nivel, así que no hay tiempo para la relajación. Por cierto, quiero felicitar a mi hermano por su 4º puesto. A este paso, tendré difícil volver a estar a su altura, y menos en carreras de este tipo.

En general, terminé contento. Sé que ahora mismo estoy viviendo de rentas pasadas y aún tengo un pequeño margen para excusarme y quejarme del poco entreno que llevo este año, de las diferentes molestias que arrastro, etc, pero tampoco quiero darle más importancia a esto ni estar lamentándome todo el día. Ahora estoy como estoy y no hay más. Como he dicho antes, con tiempo y paciencia espero poder recuperarme del todo y volver a entrenar bien. Confío en eso.

Para terminar, dejo unas cuantas fotos de Arancha y los datos del Garmin.







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