Ya estamos a pocas horas de un nuevo triatlón de media distancia (o half, como prefiráis), en este caso en Balaguer, totalmente desconocido y nuevo para mí aunque conozco y me han hablado de su “fama” de “duro”. Qué ganas tengo! Será mi segundo half en menos de un mes pero, para ser sincero conmigo mismo y con cualquiera que me lea (no me gustan las excusas), poco tiene que ver como llegué a Salou a como estoy ahora mismo, tanto física como moralmente. Después de una larga temporada quejándome (quizás ya me hacía hasta pesado pero mi intención sólo era reflejar lo que sentía y como me encontraba en esos momentos) y teniendo algo de mala suerte, parece que por fin he empezado a ver la luz, lo que se ha traducido en la posibilidad de entrenar durante dos semanas y pico sintiéndome realmente bien. Puede que antes no estuviera tan mal ni ahora tan bien, pero la psicología siempre es importante y desde luego mi cabeza no afronta igual el Triatló Internacional de Balaguer a como afrontó el Extreme Man de Salou. En este sentido, vamos bien. Voy contento, confiado y consciente de que las cosas han cambiado para bien últimamente (aunque todavía haya muchísimo por mejorar) y sabiendo que será una carrera difícil donde habrá que dejar un poco de lado el crono final y buscar, simplemente, buenas sensaciones. Eso no quita que me lo vaya a tomar muy en serio. Siempre intento dar lo mejor de mí y Balaguer no será una excepción.
En cuanto a la carrera en sí, tiene buena pinta. Como he dicho antes, no será un triatlón para hacer marca pero lo intentaré disfrutar al máximo. Ayer recibí la noticia de que, a causa de la extraña (y fría para estas alturas) climatología que tenemos este año, la temperatura del pantano donde se debería nadar es muy baja y, muy probablemente, se acorte el recorrido o incluso se llegue a anular. Eso es algo que, sin duda, me beneficiaría pero no me gustaría. La natación es mi peor sector y a la larga acortar o suprimir ese tramo seguramente me supondría subir posiciones en la clasificación general, pero no es eso lo que busco, más bien al contrario (por eso hago triatlón). Al ser mi punto débil, cuanto más pueda nadar en situaciones así, mejor. Quiero nadar, coger experiencia en el agua y que esa experiencia me ayude a pulir los defectos que me impiden ser todo lo rápido que me gustaría. Dicho esto, veremos que pasa, si se acorta, se anula o si se sustituye por otra cosa. Transformarlo en un duatlón y empezar haciendo un tramo de carrera a pie no me vendría nada mal... Por lo que he visto hasta ahora, la dureza de esta carrera radica en la bici. Tres puertos de montaña (con varias pendientes entre 13% y el 17%) y un desnivel acumulado de más de 1.500 metros a lo largo de los 93 kilómetros que tiene el circuito no son poca cosa. No es que me asusten pero lógicamente será complicado rodar a una velocidad alta (el ganador del año pasado acabó a una media de 30 km/h). Aquí es donde no debo cometer el error de Salou. Comeré bien e intentaré ir bebiendo bastante para poder llegar a la carrera a pie en condiciones. Y corriendo, esta vez espero no quedarme sin fuerzas demasiado pronto y aguantar a un ritmo medianamente alto hasta el final. Son tres vueltas de 7 kms así que tras la primera vuelta tendré referencias que me ayuden a regular durante los kilómetros siguientes.
En resumen, lo más importante de mañana será volver a sentirme bien compitiendo, sumar kilómetros de calidad y disfrutar de otra gran competición como siempre lo es un half. La semana que viene la crónica, las fotos y todo lo que viene siendo costumbre. Espero poder hablar de buenas sensaciones y sacar conclusiones muy positivas de Balaguer. Hasta pronto!
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