viernes, 13 de septiembre de 2013

Crónica Isostar Extreme Man Narbonne

Este pasado domingo llegaba el turno del Isostar Extreme Man Narbonne, mi última competición antes de enfrentarme al Challenge Barcelona Maresme en poco menos de un mes. Como había dicho ya en un par de entradas, llegaba bien, sintiéndome fuerte y confiado y con la intención de encontrar las buenas sensaciones que me habían faltado en Salou y Balaguer y, de paso, bajar de las cinco horas. Sabía que era un resultado asequible de conseguir y que, de lograrlo, me daría bastante moral para el 6 de octubre. Pues bien, una vez hecho, no puedo decir que fuera (ni hiciera) la carrera soñada, pero al menos conseguí lograr todo lo que buscaba, que no es poco.
 
El sábado Narbonne nos recibió muy nublado y amenazando tormenta, y la tormenta no se hizo esperar. Después de comer y a poco de llegar al hotel empezó a caer el diluvio universal, cosa que hizo suspender el check in previsto entre las cinco y las siete de la tarde hasta el domingo a las seis de la mañana, con lo cual tocaría madrugar todavía más. Dentro de lo malo, la previsión para el domingo no era de lluvia así que en principio no debería haber muchas más complicaciones.

El domingo el despertador sonó a las cuatro y media, desayuné lo de siempre y a las seis en punto ya estábamos en los boxes para hacer el check in de la bici y de las dos bolsas para la transición. No llovía pero hacía bastante frío a esa hora, así que hasta poco antes de empezar Arancha y yo nos metimos en el coche para no enfriarnos más de lo necesario. A menos de veinte minutos para la salida nos fuimos hacia la playa y de camino nos encontramos con Edu y con Sergi, ya preparados con el neopreno. 

El sector de natación consistía en dos vueltas, una más larga de mil metros y la segunda de novecientos. Hacía viento pero venía de la montaña, así que el mar estaba bastante en calma, menos mal. Éramos unos trescientos así que salimos todos juntos, a diferencia del Extreme Man de Salou donde la salida fue escalonada. Edu y yo nos quedamos bastante atrás para evitar que nos pasaran por encima pero ni así. Yo nada más empezar recibí algún que otro golpe que me hizo tragar agua y perder la coordinación de la respiración. Fue un momento agobiante pero me repuse rápido. Como sensación positiva tengo que decir que al haber nadado durante la semana en el mar sin neopreno, noté más que otras veces la flotabilidad que te aporta el traje. Pasados los primeros minutos de agobio, nadé como casi siempre, con calma, sin prisas, sin forzar, intentándome orientar bien para no hacer más metros de la cuenta... Y resultó. Salí de la primera vuelta a los 18' y poco y con mi Garmin marcando una distancia de 1,01 km. Eso me animó. Era un tiempo bastante decente para mí y no salían metros de más. Todo iba demasiado bien así que para no variar en la segunda vuelta patiné. No sé como lo hice pero para nadar esos 900 metros restantes tardé algo más de 20' y, en esta ocasión seguro que no fue un error de medición de la organización, sino un error mío en la orientación. Total, que salí del agua en 38'30" habiendo nadado, sino recuerdo mal al salir, 2,14 km según mi Garmin. Tiene su mérito haberse desviado tanto durante la segunda vuelta, no creáis... Terminé la natación en la posición 95. 




El sector bici, sinceramente, me lo esperaba mucho más cómodo de lo que realmente fue. No sé si por el viento (constante y en todo momento de cara o de lado) o porque realmente el recorrido (a tres vueltas) no era tan llano como parecía, no fui cómodo prácticamente en ningún momento. Aún así, hasta el kilómetro setenta llevé una buena media de 32 km/h, dosificándome bastante, comiendo y bebiendo lo suficiente y sin sentir excesivo desgaste. Y digo hasta el kilómetro setenta porque en ese momento se me pinchó la rueda trasera. Fue un palo, la verdad. No contaba con eso pero así son las cosas y algua vez tenía que pasar. La cambié lo más rápido posible pero se me escaparon entre seis y ocho minutos, calculo. Lo malo y lo bueno de este pinchazo es que perdí un poco de tensión y por momentos me desconecté de la carrera, pero a la vez esa relajación hizo que me olvidara de objetivos, tiempos y marcas y me dedicara simplemente a disfrutar y a terminar la competición lo mejor que pudiera sin ninguna presión. Quieras o no, un pinchazo siempre condiciona en mayor o menor medida, así que tenía una pequeña disculpa. Al final terminé el sector bici (no llegaba a los 90 km) en 2h40'58", haciendo un discreto parcial, el 123º. Sin esos minutos de más supongo que hubiera estado alrededor del 80º, tampoco es para tirar cohetes pero hubiera sido otra cosa...


 

 



Pero no todo iban a ser malas noticias. Después de desviarme en el agua y pinchar la rueda trasera (en total más de 10' perdidos), llegaba el turno de correr y, corriendo, podría resumirse diciendo que me sorprendí a mí mismo. Durante los tres primeros kilómetros corrí a un ritmo más alto del que esperaba, algo por debajo de 4'/km, y hasta el kilómetro once estuve alrededor de 4'10"/km. Me sentía genial y el hecho de ver que no dejaba de adelantar a gente me animó. No sabía el tiempo real que llevaba porque el Garmin se me había parado automáticamente cuando tuve que cambiar la rueda, pero tampoco era en ese momento lo que más me importaba. Seguí corriendo y aunque mi ritmo decayó algo con el paso de los kilómetros, hasta el dieciocho lo hice por debajo de 4'30/km. En el kilómetro siguiente decidí parar tranquilo en un avituallamiento porque empezaba a sentirme vacío y necesitaba un empujón para encarar ese par de kilómetros que me faltaban. Terminé el medio maratón con un tiempo oficial de 1h31'21" consiguiendo el 18º mejor parcial y con unas sensaciones muy buenas. En mi entrada a meta no vi el reloj que marcaba el tiempo total (no estaba encima del arco como habitualmente) así que al terminar no tenía ni idea del tiempo que había hecho. Finalmente fueron 4h57'46" (resultados), terminando el 64º de la general de 231 llegados a meta.






 

Como he dicho al principio, no puedo decir que fuera la carrera soñada pero podía haberlo sido. Lástima de mis despistes en la natación y del pinchazo en bici. Sin estos creo que podría haberme ahorrado algo más de diez minutos que me hubieran hecho conseguir mi mejor marca en un half y, de paso, subir unas cuantas posiciones en la clasificación general. Pero bueno, ahora eso tampoco tiene ningún sentido pensarlo ni va a servir para nada, así que me quedo con las grandes sensaciones físicas que me acompañaron durante toda la carrera y, sobre todo, con el gran sector que hice a pie. En resumen, este Extreme Man de Narbonne me ha servido para lo que quería, que era coger confianza y moral de cara al Challenge. Lo que tengo claro es que en Calella ni se me pasará por la cabeza empezar el maratón a ese ritmo...

Con este ya son tres los halfs que he hecho este año y, en general, estoy muy contento por como me está yendo todo, sobre todo en lo que respecta a las lesiones. Ahora ya sólo faltan las últimas semanas pensando en la "puesta a punto" para Calella y poco más. Como siempre, quiero agradecer a Arancha el bonito reportaje fotográfico que hizo, el apoyo logístico que me supone y, lo más importante, su compañía. 
 

2 comentarios:

  1. Hola. La verdad que te vi en la transición a pie y no veas la envidia que me diste. Ibas super ágil. De hecho se lo comenté a mi pareja que tb me acompaña siempre. Ese 'tal' Rubén a hecho la media muy bien. Enhorabuena.

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    1. Muchas gracias por tu comentario! Espero que a ti también te fuera bien en general. Un saludo!!!

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