miércoles, 18 de febrero de 2015

Crónica de la Cursa 4 Termes

Vamos con la crónica de la Cursa dels 4 Termes que se celebró el pasado 8 de febrero en Mont-roig y que todavía tenía pendiente escribir. En principio, este trail no entraba en mis planes y hasta pocos días antes de la carrera no decidí inscribirme. Mi entrenador me lo recomendó para sumar un buen puñado de kilómetros y hacer así la tirada larga de la semana, pero fue un día de aquellos en los que desde el principio las cosas no salen como esperas y vas muy justo tanto de piernas como de motivación. Incluso en que te sientes un poco fuera de lugar.

Para empezar, hacía bastante frío y muchísimo viento, con lo cual la sensación térmica era realmente desagradable minutos antes de la salida. Ante el riesgo de que el viento se llevara el arco hinchable de meta, la organización decidió no montarlo, así que tocaría salir desde una línea imaginaria. Por mi parte, hasta pocos minutos antes del comienzo de la carrera dudé de como ir vestido. Normalmente, cuando empiezo a correr siempre me sobra ropa, pero esta vez y teniendo en cuenta el viento y que la carrera era larga y por montaña, me planteé correr algo más abrigado. Al final preferí no hacer experimentos y salir con lo previsto inicialmente (buff para el cuello, guantes, camiseta interior de manga corta, manguitos y camiseta del club) pero eché en falta algo para cubrirme la cabeza (vaya si lo hice!).

A la hora prevista dio comienzo la carrera y ya desde el principio tuve el presentimiento de que no iba a ser nada fácil terminarla. No soy una persona negativa ni que se suela quejar ni poner excusas de ningún tipo, pero en esta ocasión no encontré la manera de sentirme a gusto con nada. Fue una sensación rara que no acostumbro a tener, me molestaba todo, las zapatillas, el viento, el hielo, la nieve, las subidas, las bajadas..., además me sentía cansado y fui con un cuidado extremo por el miedo a lesionarme. En pocas palabras, ¿qué hacía allí?

Aún así, los primeros cuatro kilómetros de subida fui más o menos bien. En algún tramo aún se pudo correr y tras una pequeña bajada, empezamos la primera gran subida donde empezamos a ver algo de nieve. En esa zona ya fue más complicado correr, el suelo estaba resbaladizo y la pendiente, en ciertos puntos, era muy dura. Así que me lo tomé con calma y traté de no agobiarme. En este sentido, tengo que agradecer que en casi todo momento me acompañara mi hermano, mucho más acostumbrado a la montaña que yo. Subíamos juntos pero él hacía las bajadas a su ritmo y me esperaba al final.

Llegados al punto más alto de la primera subida, casi se nos lleva el viento. Ahí arriba soplaba con mucha fuerza pero casi era peor la sensación de frío que provocaba. Parecía que cortara la piel. Intenté taparme parte de la cara y las orejas con el buff pero no era lo más cómodo porque con el viento soplando de frente casi no podía respirar si me tapaba la cara. Lo más adecuado en aquellos momentos era tratar de correr lo más rápido posible para salir de esa zona y resguardarse un poco. Aunque bueno, no sé yo que fue peor, si quedarse ahí arriba pasando frío o empezar a bajar por caminos helados y llenos de piedras. Como siempre, bajé como pude. En cada bajada perdía un montón de posiciones pero sinceramente me daba un poco igual. En lo único que pensaba en aquellos momentos era en no hacerme daño. Cualquier mal gesto, torcedura o caída podría hacer que todo el trabajo realizado durante los últimos meses con vistas al maratón de Barcelona quedara en nada y no me la quería jugar. Con esa cautela (y muchas veces, agarrado a las cuerdas que colocó la organización tanto en subidas como en bajadas para poder sujetarte un poco) fui bajando como pude hasta llegar a un avituallamiento, donde me esperaba mi hermano. Ahí empezó un pequeño tramo de algo menos de dos kilómetros con poco desnivel donde pudimos aumentar el ritmo, pero por desgracia duró poco.

Llevábamos ya más de una hora y veinte minutos y aún no habíamos llegado aún ni al ecuador de la carrera. Por suerte, ya me había mentalizado de que aquello sería más largo de lo que esperaba en un principio. Al final de ese tramo "cómodo" que comentaba se repetía la historia de los primeros kilómetros, es decir, tocaba afrontar un nuevo y complicado sube-baja. Durante la subida seguí manteniendo más o menos el tipo pero creo que esa segunda bajada fue aún más complicada y perdí más posiciones (más de diez, seguro) que en la primera. No exagero si digo que prácticamente bajé al mismo ritmo que subí, es decir, caminando, y para muestra el kilómetro 15, que con casi 200 metros de desnivel negativo lo pasé en 8'34".

Los seis o siete kilómetros finales fueron algo menos técnicos y se pudo intentar correr algo mejor, aunque mis ritmos seguían siendo lentos y mis descensos muy cuidadosos. En el último avituallamiento ya nos informaron que apenas quedaban cinco kilómetros para terminar y ahí ya vi la luz. Me animé aunque nunca cinco kilómetros se me habían hecho tan largos, y eso que los últimos tres casi fueron un regalo corriendo en llano sobre un terreno muy arenoso pero bastante menos complicado que durante toda la prueba.

Al final, pasé por meta con un tiempo final de 3h08'39" (resultados), entrando de la mano de mi sobrina Iria y terminando en una discreta 53ª posición de 133 corredores que finalizaron la prueba. Ya sé que este tipo de carreras de montaña se parecen a las de asfalto como un huevo a una castaña, pero últimamente me estaba acostumbrando (o malacostumbrando) a muy buenos resultados en carreras y éste me dejó un poco frío. De todas formas, y siendo realista, no aspiraba a mucho más. Quizás llegando más fresco hubiera subido algo mejor y me hubiera desgastado menos psicológicamente, pero poco más. Viendo siempre el vaso medio lleno puedo decir que por lo menos hice un entreno largo y sumé unos cuantos kilómetros a mi preparación para Barcelona, que trabajé (sin pretenderlo) la parte psicológica y, lo más importante, que terminé sano y salvo y no puse en riesgo la siguiente semana de entrenos que me esperaba, que no fue poca cosa (en pocos días os lo cuento).

Para terminar, os dejo algunas fotos que hizo la organización (otra vez Arancha y el peque se quedaron en casa; fueron inteligentes) y los detalles de la carrera del Garmin.




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