Cuarto y último triatlón de media distancia de la temporada tras l’Ametlla de Mar, Salou y Balaguer. En esta ocasión la cita era el 20 de septiembre en Menorca donde, además de competir, íbamos dispuestos a pasar unas merecidas vacaciones. Con lo que voy a decir no quiero ni pretendo poner excusas, y por supuesto no diré que hice la carrera a medio gas, ni mucho menos, pero la verdad es que emocionalmente afronté la competición un poco como si ya lo tuviera todo hecho esta temporada y sin un resultado marcado en rojo como objetivo. Además, en los días previos no entrené ni descansé como debía y mi alimentación no fue todo lo buena que me gustaría, ya que estando de vacaciones y fuera de casa cuesta todo un poco más. Con este panorama, tenía claro que lo mejor era salir a disfrutar y luego, según me encontrara, actuar de una manera o de otra. De apretar siempre habría tiempo. Otro aspecto a tener en cuenta iba a ser la bici. Por comodidad y por dinero escogí la opción más económica y decidí alquilar una en lugar de trasladar la mía a Menorca. De haber ido en barco hubiéramos llevado el coche y asunto resuelto, pero yendo en avión no me fié de facturarla y los precios por transportarla por mensajero (o con alguna empresa que se dedica al transporte de bicicletas) me parecían caros y poco seguros. En definitiva, decidí alquilar una Specialized Tarmac de carbono en Bike Menorca y puedo decir que acerté. Muy buena bici, precio razonable por tenerla prácticamente cuatro días y, lo mejor de todo, sólo me tuve que preocupar de recogerla y devolverla en su tienda de Mahón. En este sentido estoy convencido de que escogí la mejor opción. Desde aquí, muchas gracias a Bike Menorca por "salvarme la vida".
En cuanto a la carrera, el sábado por la mañana, después de un rodaje suave a pie, fuimos a recoger el material (dorsales, gorro, regalos…) a Fornells y por la tarde a hacer el check-in de la bici. Todo sin problemas y bastante rápido. La carrera no iba a ser muy multitudinaria, unos 500 participantes entre el half y el short. El domingo por la mañana me tocó madrugar a mí y, sintiéndolo mucho, hacer madrugar a los demás, en este caso a Arancha, a Iker (que no tardó demasiado en despejarse) y a Òscar, que vino a Menorca un par de días después que nosotros. Gracias a los tres por acompañarme desde primera hora! Antes de las siete de la mañana ya estábamos en la zona de transición para dejar todo el material que me faltaba y comprobar los últimos detalles. Todo en regla. Ya sólo faltaba ponerse el neopreno.
La salida fue desde el agua. Parecía que el mar estaba en calma y no se veían olas, aunque la realidad era otra bien distinta. A las siete y media dieron la salida y empezaron mis primeras brazadas. Desde el primer momento tuve la sensación de ir un poco perdido. No conseguía ver las boyas de referencia y me guié un poco por lo que hacían los demás. A veces esa estrategia sale bien, pero no en este caso. La corriente con la que nos encontramos (y que dentro del agua apenas se notaba) hizo que muchos triatletas nos fuéramos desviando hacia la derecha y, por consiguiente, alejándonos de la boya donde debíamos realizar el giro, que prácticamente no se veía. El resultado fue que hasta alcanzar esa primera boya nadamos varios metros de más. Pero lo peor no fue en esa primera recta, sino una vez hecho el giro hacia la izquierda. Ahí, además de no ver la siguiente boya, en pocos segundos dejé de ver triatletas y, como es lógico, me preocupé. En ese momento de soledad decidí parar, levantar la cabeza y mirar donde estaba la gente, llevándome la desagradable sorpresa de ver que por lo menos estaban a cuarenta o cincuenta metros de mí. Un poco cabreado nadé hacia ellos y me pareció no llegar nunca. Fueron metros que se me hicieron eternos, entre el cabreo y la prisa por tomar el camino correcto… Poco después de llegar a ellos hicimos el segundo giro a la izquierda y encaramos la última gran recta hasta meta. Ahí fue un poco más fácil buscar referencias aunque volví a notar que la corriente me arrastraba, esta vez hacia la izquierda. Siguiendo la tónica general de la desastrosa natación que estaba haciendo, por momentos me volví a sentir desorientado (otra vez!), aunque la cosa no fue tan grave como antes ya que ver a la gente del público a lo lejos y escuchar la megafonía ayudó un poco. Salí del agua pasados los 36 minutos y medio y con más de 2.000 metros nadados. Quizás en otra ocasión me hubiera parecido bien ese tiempo, pero no así en esta, donde esperaba terminarla en bastante menos tiempo. Al final, tiempo de 36’36” y parcial 98.
Y si la natación fue desastrosa, la primera transición no lo fue menos. Supongo que ese primer sector, además de cabrearme, me descentró un poco y cuando llegué a la T1 me pasé de donde estaba mi bici. En principio lo tenía claro, de hecho siempre me fijo bien donde está para perder el menor tiempo posible buscándola, pero esta vez me pasé de largo. Total, que en esa primera transición perdí casi cuatro minutos, haciendo una de las transiciones más lentas entre todos los participantes.
Salí en bici con la intención de intentar maquillar un poco lo que estaba haciendo hasta el momento, y al principio parecía que iba bien. En los primeros kilómetros, con ligera subida en dirección a Es Mercadal, gané varias posiciones, cosa que me animó. El sector bici consistía en tres vueltas, más el enlace hasta Fornells, a un recorrido totalmente cerrado al tráfico, entretenido, bonito, por carreteras estrechas y sin prácticamente un llano. Todo eran toboganes. Sinceramente, pensaba que el recorrido sería más favorable a mis características de lo que realmente lo fue. Subiendo sí, me sentía bien e incluso al principio adelanté a varios triatletas, pero cuando tocaba bajar perdía tantas o más posiciones de las que había ganado. Mal asunto. En bici realmente creo que tengo un problema. Esta temporada siento que no he mejorado nada sobre ella, incluso me atrevería a decir que he dado un paso atrás. Es cierto que he hecho menos kilómetros que en años anteriores (apenas 130 km de media a la semana), pero me fastidia reconocer que estoy muy lejos de rendir en bici como lo hago corriendo.
Salí en bici con la intención de intentar maquillar un poco lo que estaba haciendo hasta el momento, y al principio parecía que iba bien. En los primeros kilómetros, con ligera subida en dirección a Es Mercadal, gané varias posiciones, cosa que me animó. El sector bici consistía en tres vueltas, más el enlace hasta Fornells, a un recorrido totalmente cerrado al tráfico, entretenido, bonito, por carreteras estrechas y sin prácticamente un llano. Todo eran toboganes. Sinceramente, pensaba que el recorrido sería más favorable a mis características de lo que realmente lo fue. Subiendo sí, me sentía bien e incluso al principio adelanté a varios triatletas, pero cuando tocaba bajar perdía tantas o más posiciones de las que había ganado. Mal asunto. En bici realmente creo que tengo un problema. Esta temporada siento que no he mejorado nada sobre ella, incluso me atrevería a decir que he dado un paso atrás. Es cierto que he hecho menos kilómetros que en años anteriores (apenas 130 km de media a la semana), pero me fastidia reconocer que estoy muy lejos de rendir en bici como lo hago corriendo.
Terminé la primera de las tres vueltas a una media de 32 km/h. En principio podía pensar que era una buena media, pero a esas alturas ya tenía la sensación de que estaba perdiendo más posiciones de las que ganaba y que la gente, en general, iba bastante más rápido que yo. En las dos vueltas siguientes la cosa no mejoró mucho, de hecho no mejoró nada, y fui perdiendo algo de velocidad hasta terminar los 90 km y casi 1.000 metros de desnivel positivo en un tiempo de 2h50’28”, a una media de 31,7 km/h. Hice el parcial 97, por lo que mi situación dentro de la carrera después del sector bici no varió mucho desde la salida del agua. Sabía que no estaba haciendo una buena carrera pero como consuelo me quedaba pensar que ahora tocaba correr, donde habitualmente recupero bastantes posiciones. Sólo faltaba saber como respondería el cuerpo.
Llegué a la T2 y ahora sí, hice una transición relativamente rápida de aproximadamente minuto y medio y empecé a correr. Sabía que no iba a ser un medio maratón rápido ya que teníamos tres subidas en dirección a la urbanización Platges de Fornells, donde justamente estuvimos alojados toda la semana, y dos subidas más a la famosa Torre de Fornells, así que prefería ser conservador. Sabía que los primeros kilómetros los podría correr fácil alrededor de 4’20”/km, y así lo hice. Ya aflojaría en las subidas y con el paso de los kilómetros. En bici había tomados dos geles y media barrita, y había bebido bastante, aún así, en cada avituallamiento a pie, supongo que como excusa, paraba unos segundos a beber y a mojarme la cabeza. El ritmo era bueno y aquí sí, fui ganando muchísimas posiciones sin apretar en exceso. Creo que podría haber dado algo más pero a esas alturas de carrera y de temporada tenía poco que ganar, así que me conforme con correr cómodo, a gusto y disfrutando lo máximo posible de esos últimos kilómetros de carrera a pie. En cada vuelta veía un par de veces a Arancha, Iker y Òscar animando y haciendo fotos, algo que siempre ayuda.
Los kilómetros fueron pasando sin complicaciones. En el 7 y en el 14 me tomé un gel, más por precaución que por otra cosa. Quizás pasado ese kilómetro mi ritmo se empezó a resentir un poco, aunque la cosa no pasó a mayores. Era consciente que, dentro de la carrera normalita que estaba haciendo, corriendo sacaría un buen parcial, mejorable, pero bueno al fin y al cabo. No había sido la mejor carrera de mi vida pero como he dicho al principio, tampoco iba mentalizado para ello.
Ya en los últimos metros de carrera, tras acabar con esas dos vueltas y media de recorrido y llegar a la alfombra roja de meta, Òscar me dio a Iker, me lo subí a hombros y entré con él parando el crono en 5h09’35” (resultados) y con Arancha inmortalizando ese bonito momento con una gran foto. Finalmente, posición 53 de la general de 234 llegados a meta (14º de mi categoría) y parcial 26 corriendo con un tiempo de 1h36’58” en los 21,1 km.
No lo voy a negar, no es que terminara especialmente satisfecho de la carrera que hice pero sólo por aquel momento de entrar con el peque a meta, lo demás pasó a un segundo plano y me dejó de importar. Además, como siempre digo, terminar un half, aunque ahora ya parece que no sea nada porque todo el mundo busca hacer burradas mayores, siempre es motivo de felicidad. Y ya son once los que acumulo, muchos más de lo que nunca me hubiera imaginado.
Con este Half de Menorca puse fin a mi temporada de triatlón, aunque aún me quedaran dos competiciones más para terminar la temporada, el Speed Trail Tarragona (26 de septiembre) y el Gran Fondo Tarragona (4 de octubre). Después de estas dos competiciones, llegará el momento de echar el cierre a la temporada, valorar lo que hemos conseguido, descansar y empezar a planificar la próxima, que ya os adelanto que si no se tuercen las cosas será apasionante.
Pues creo que hay poco más que añadir. Os dejo los resultados del Garmin y, aunque no tenga nada que ver con esta competición, para cerrar esta entrada os enseño algunas de las muchas fotos que hicimos durante nuestra semana de vacaciones en Menorca. Espero que os gusten.
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