martes, 22 de noviembre de 2016

Crónica Ultra Trail Tarragona (12 km)

El pasado sábado 5 de noviembre arranqué un fin de semana apretado (en cuanto a carreras se refiere) participando en el Ultra Trail Tarragona, en su opción más corta de algo más de 12 kilómetros. Teniendo el compromiso al día siguiente de ser liebre de 1h30’ en la Mitja de Salou, iba mentalizado de no apretar más de lo debido y, sobre todo, de no jugármela en ningún momento. Realmente decidí correr esta carrera porque guardaba un buen recuerdo del año pasado, porque me pilla al lado de casa (la salida se encontraba a unos 300 metros de la puerta de casa) y porque consideré que cualquier excusa era buena para ir acumulando kilómetros de carrera a pie a estas alturas de temporada.

La mañana de la carrera me levanté tranquilamente, desayuné y sobre las nueve había quedado con Xavi para ir caminando a la salida. Poco antes de empezar nos encontramos con Cesca y Carles. Apenas calentamos un par de minutos y a continuación nos fuimos a la línea de salida. No éramos muchos corredores entre las dos distancias que salían a esa hora (12 y 21 km), ya que los corredores de las distancias de 42 y 73 km habían salido a las nueve, así que pudimos colocarnos bastante adelantados sin problemas. El día había amanecido muy tapado tras una noche de lluvia y todo hacía indicar que en algún momento u otro nos tocaría mojarnos. Por suerte no hacía frío.

A las 9:45 dieron la salida y, para mi sorpresa, me coloqué en el grupo delantero formado por ocho o nueve corredores. Salí más fuerte de lo que preveía pero siempre con la idea clara de no forzar. Salimos de Tarragona por la parte antigua, cruzamos el campo de Marte y a partir de ahí empezó el auténtico trail. En aquellos momentos empezó a caer una fina lluvia. No duró mucho y no fue molesta, pero el daño ya estaba hecho por lo que había caído unas horas antes. El terreno, sin estar demasiado pesado, estaba mojado y cuando pasábamos por zonas de piedras sueltas había que tener bastante cuidado. Enseguida perdí referencias. El grupo con el que empecé se separó muy pronto y no sabía cuantos tenía delante, ni mucho menos cuales de ellos eran lo que hacían la carrera “corta”. Así que, llegados a este punto, decidí tomarme la carrera como me la había imaginado desde el principio, con tranquilidad, disfrutando de los sitios por donde pasamos, sin agobios y con mucho cuidado de no hacerme daño. En general el recorrido no contaba con zonas exageradamente técnicas ni complicadas, pero en momentos puntuales hubo que extremar las precauciones y hasta trepar. Lo dicho, diversión en estado puro. Los puntos más complicados y con más zonas de “sube-baja” estuvieron concentrados entre los kilómetros 3 y 5 y poco después llegamos al Santuario del Loreto (el punto más alto del recorrido). Durante esos kilómetros fui acompañado por dos corredores más que hacían los 21 km. Llevábamos un ritmo decente y teníamos a algún corredor delante bastante cerca.

Superado ese tramo de sube baja, llegamos a un tramo de pista donde se podía rodar muy bien y en ese momento aumenté el ritmo y me fui solo. Iba muy cómodo y sabía que tanto el avituallamiento como el punto de giro estaba muy cerca, así que tocaba estar atento para no equivocarme de ruta. Antes de dar la vuelta, en un punto de control estaba Óscar. Le saludé y poco después encontré el avituallamiento. No paré, iba lo suficientemente bien para aguantar sin tomar nada hasta el final. Ahí creo que gané alguna posición, no sabría decir cuantas porque no me dio tiempo de fijarme en los dorsales de los corredores, pero me vino bien. En ese punto di el giro de 180º y a continuación había que hacer un tramo de vuelta por donde habíamos venido. No fueron muchos metros y justo cuando volví a pasar por el lado de Óscar se separaban otra vez los caminos y volvíamos a Tarragona por un sitio diferente. Me cantó que iba cuarto de mi carrera y que no tenía al tercero muy lejos. Eso no cambió mucho mi planteamiento pero es verdad que el recorrido empezó a ser más favorable para poder correr a un ritmo mayor. Mi única “auténtica” preocupación de ahí hasta el final fue no desviarme del recorrido. Hice más de cinco kilómetros en la más absoluta soledad pero creo que no dudé en ningún momento. La señalización estaba más que correcta y no tuve ningún problema para poder seguirla.

Del supuesto tercer clasificado ni rastro. Durante esos kilómetros en solitario no le vi en ningún momento por lo que no tuve la tentación de apretar ni de exigirme un punto más. Por detrás, tampoco me vi amenazado en ningún momento, así que de ahí al final seguí disfrutando al máximo. Llegué a Tarragona por el mismo sitio por donde la habíamos dejado, volví a atravesar el campo de Marte y tras un breve paso por la parte alta, llegué a la plaza del Ayuntamiento donde se encontraba la meta. Allí estaban Iker, Arancha y los padres de Xavi con Laia. Iba con la idea de que entraría a meta siendo el cuarto clasificado, pero enseguida me dieron la buena noticia de que había terminado tercero. La verdad es que no lo esperaba porque desde que había visto a Óscar daba por hecho que iría cuarto, pero como se suele decir, a nadie le amarga un dulce, así que me hizo bastante ilusión ese podio. Finalicé la prueba en un tiempo de 1h11’18” (resultados) y con la sensación de haber hecho una carrera inteligente, sin desgastarme más de la cuenta pensando en el día siguiente y sin jugármela en los tramos complicados, así que, carrera redonda. Por su parte, Carles fue octavo (1h17’06”), Xavi decimoséptimo (1h30’22”) y Cesca sexta clasificada femenina (1h34’13”).

Pues sobre esta carrera, poco más que decir. Os dejo las fotos y los detalles del Garmin (parece que se vuelven a poder compartir, por fin!!!). En breve espero poder escribir la crónica de la Mitja de Salou. Hasta pronto!!!



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