jueves, 5 de diciembre de 2013

Crónica de la Cursa dels Cingles

Este pasado domingo volví a cambiar el asfalto por la montaña. Aunque no sea mi punto fuerte, de vez en cuando me gusta hacer este tipo de carreras y teniendo en cuenta a que altura de la temporada nos encontramos, creo que era un buen momento para hacerla. La idea simplemente era la de hacer un buen entrenamiento, disfrutar de la naturaleza y, sobre todo, intentar no hacerse daño. Hoy puedo decir que casi cumplí al 100% estos propósitos.

La carrera empezaba a las nueve y, a diferencia de otras veces, no llegamos con demasiado tiempo. Además, tuvimos que aparcar un poco lejos de Vilaplana, con lo que entre recoger el dorsal, cambiarse, dejar la mochila, etc., cuando lo tuvimos todo hecho era casi la hora de empezar. No hubo tiempo para calentar pero daba igual, como no pensaba salir fuerte ya calentaría sobre la marcha. Hacía algo de frío y viento pero me abrigué suficiente, incluso diría que demasiado. Sabía que cuando empezara a correr me sobraría ropa pero bueno, en este caso y tratándose de la montaña, mejor que sobre que no que falte.

Un poco pasadas las nueve dieron la salida. Por delante 17,5 km y 1.000 metros de desnivel positivo, casi nada. Sabía que los 3,5 primeros kilómetros eran de subida, así que me lo tomé con calma. A pesar de ir relajado adelanté a varios corredores y hasta completar la primera subida, ya a más de 700 metros de altura, no me adelantó nadie. A partir de aquí, por decirlo finamente, fue un auténtico chorreo. Si subiendo creo que soy de lo mejorcito (supongamos que iba de los 10 o 12 primeros), bajando soy un auténtico desastre. El calzado que llevaba (de asfalto) es verdad que no ayudaba mucho pero aún así me falta experiencia y confianza (y, ya puestos, tener un poco menos de miedo). La consecuencia de todo ello fue que durante la primera bajada (bastante técnica) me adelantaron más de diez corredores, aunque eso no fue lo peor, lo peor fueron las tres torceduras de tobillo que me hice cuando no llevábamos ni cinco kilómetros de carrera, la última de ellas muy dolorosa y que me obligó a parar un par de minutos. La verdad es que con lo poco que llevábamos de carrera, pensé que no podría terminar porque la cosa pintaba mal. Por suerte el dolor se fue pasando y aunque al principio de volver a correr me molestó, con los minutos la cosa fue a menos. A partir de ahí, mi objetivo principal durante el resto de carrera fue mantener mi tobillo a salvo, que, visto lo visto, no iba a ser tan sencillo.

Hasta el séptimo kilómetro el recorrido se “suavizó” (por decirlo de alguna manera) y aunque las subidas y bajadas por senderos fueron continuas, fue a partir de ese momento cuando tocaba afrontar la subida “reina”, donde nos esperaban unos 500 metros de ascenso concentrados en menos de cuatro kilómetros. Entre unas cosas y otras, durante este tramo gané varias posiciones y hasta me coloqué por delante de la primera mujer, que me había adelantado en la primera bajada. En cuanto a la subida, bastante bien. Fue dura, complicada, incómoda,... en algún momento hasta tocó escalar, pero fue divertido. Llegamos al punto más alto de la carrera, a casi mil metros de altura, pasado el kilómetro once. De ahí hasta el final, tocaba bajar, al principio por senderos bastante técnicos donde, como ya os podéis imaginar, perdí varias posiciones, pero a falta de unos tres kilómetros para terminar llegamos a una pista (por fin!) donde intenté coger un buen ritmo hasta el final. Aún hubo tiempo para que un grupo de cuatro o cinco nos desviáramos un poco e hiciéramos unos metros de más. Nada demasiado grave aunque al volver al camino ya nos habían adelantado varios corredores. Seguí corriendo a un buen ritmo (por primera vez en toda la carrera, por debajo de 4’/km) y enseguida adelanté a ese grupo (en el que se encontraba la primera mujer). Hecho esto, ya sólo faltaba llegar a Vilaplana y hacer los últimos metros de la carrera por dentro del pueblo. Pasé por meta con un tiempo oficial de 2h08’34” terminando en el puesto 26 (11 de mi categoría) de 159 llegados a meta (resultados). No está mal teniendo en cuenta todas las cosas que ya he comentado y como me tomé la carrera.

Esta ha sido, sin niguna duda, la carrera de montaña más complicada que he hecho hasta ahora, tanto por desnivel como técnicamente. Lo mejor de todo es que lo del tobillo no ha pasado a mayores y esta semana he podido entrenar con normalidad. Otra cosa que he aprendido es que la próxima carrera de montaña que haga, será con un calzado adecuado, así que habrá que empezar a sondear el mercado en busca de unas zapatillas.

Para terminar, os dejo un par de fotos (una de Arancha en meta y otra de la organización) y todos los detalles de la carrera del Garmin.



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