Ahora que entramos en una fase en la que ya casi todo el trabajo físico está hecho (y bien hecho, creo), es bueno empezar con la preparación psicológica, poner a punto la cabeza, ser consciente de lo que nos vamos a encontrar el día de la carrera, tus posibilidades en ella,... Por eso, el otro día, leyendo este artículo publicado en la web de Eurotri de David
Peris Delcampo, Psicólogo del Deporte, que nos habla sobre la autoconfianza, me llamó la atención y lo consideré lo suficientemente importante para compartirlo. Ahí lo dejo:
“Es necesario un buen trabajo para poder rendir al máximo”, me dijo un triatleta (al que llamaremos J) pocos días antes de enfrentarse a una competición para la que se había preparado durante mucho tiempo. Esta frase parece obvia pero, hablando un poco más con J vemos que existe una gran fuerza detrás: “sé que he trabajado bien, el volumen de trabajo y las marcas parciales me muestran que estoy para conseguir aquello que me planteo.” Pero no sólo eso. J había tenido experiencias anteriores positivas en algunos casos y negativas en otros, que supo aprovechar aprendiendo de ellas y encontrando soluciones que le servirán (si es necesario) para competiciones futuras. J se decía a sí mismo y a los demás: “Estoy para hacer una gran competición. Voy a hacer una gran marca”.
“Es necesario un buen trabajo para poder rendir al máximo”, me dijo un triatleta (al que llamaremos J) pocos días antes de enfrentarse a una competición para la que se había preparado durante mucho tiempo. Esta frase parece obvia pero, hablando un poco más con J vemos que existe una gran fuerza detrás: “sé que he trabajado bien, el volumen de trabajo y las marcas parciales me muestran que estoy para conseguir aquello que me planteo.” Pero no sólo eso. J había tenido experiencias anteriores positivas en algunos casos y negativas en otros, que supo aprovechar aprendiendo de ellas y encontrando soluciones que le servirán (si es necesario) para competiciones futuras. J se decía a sí mismo y a los demás: “Estoy para hacer una gran competición. Voy a hacer una gran marca”.
¿En ese momento J gozaba de una buena autoconfianza? Cuando
decía que iba a hacer una gran marca, ¿qué es lo que realmente
pretendía decir? Las personas que gozan de una buena autoconfianza tienen
un plus enorme que les hace rendir al máximo. ¿J tenía autoconfianza?
¿De verdad? Cuando una persona tiene autoconfianza supera las
adversidades con eficacia, es capaz de dar su máximo, de tomar
decisiones adecuadas, de analizar bien lo que está pasando, de tener
pensamientos y lanzarse mensajes que le benefician en su funcionamiento,
de exprimirse “con cabeza”.
La autoconfianza es la percepción
realista de que, sabiendo lo que realmente sabemos hacer, podemos lograr
aquello que nos proponemos. En esta definición hay dos cosas
fundamentales: percepción realista y objetivos adecuados. La percepción
realista se refiere a que el triatleta (J en este caso) es capaz de ver
las cosas como son y, a partir de ahí, hacer aquello que sabe/puede
hacer para lograr el objetivo. Y, el objetivo ha de ser realista (obvio)
y, además, significar un reto lo suficientemente significativo para que
el triatleta “lo persiga” adecuadamente. Las ideas generadas por una
fuerte autoconfianza aparecen de manera automática cuando se (en este
caso) compite, ya que están muy arraigadas (y trabajadas, consolidadas)
en el deportista.
La autoconfianza se logra con hechos, con pensamientos adecuados y con el convencimiento realista (palabra clave y que repetiremos las veces que haga falta), con la creencia basada en evidencias, de que haciendo lo que uno sabe hacer, logrará el objetivo (planteado adecuadamente) que se propone. Es un convencimiento real, una creencia de verdad, fuerte.
Algo muy distinto pero que se puede confundir incluso a veces fácilmente (y que tal vez aparece con demasiada frecuencia), es lo que se llama “falsa autoconfianza”. La falsa autoconfianza ocurre cuando el deportista se “lanza” mensajes, ideas… pretendiendo autoconvencerse de que está bien pero ciertamente no se lo cree. Mensajes del tipo “seguro que lo voy a hacer bien”, “estoy impresionante”, “la lesión no me va a afectar”… si no se está convencido de verdad, perjudican el funcionamiento por ejemplo cuando existe un pequeño problema (que se puede convertir en enorme), que genera dudas en el deportista y hace que se autolamente de los fracasos en lugar de buscar soluciones. La diferencia fundamental entre la autoconfianza y la falsa autoconfianza es el realismo; y, como hemos visto, existe una distinción clave entre personas que gozan de autoconfianza y otras que “sufren” la falsa autoconfianza.
Existen otras variables psicológicas que influyen en el rendimiento deportivo, de las que podemos hablar en otra ocasión; aunque sabemos que el confiar (de verdad, recordemos el realismo) es la base de la fuerza mental clave para superar múltiples obstáculos y rendir a máximo nivel. Trabajarla adecuadamente puede ser incluso complicado (las creencias potenciadoras a veces cuesta consolidarlas en nuestro pensamiento y las limitantes muchas veces cuestan mucho de minimizar) dependiendo de las circunstancias, pero el beneficio cuando se desarrolla con eficiencia es obvio.
Por cierto, J compitió a un gran nivel (dentro de sus posibilidades realistas). Estuvo cerca de la marca esperada. Pero lo más importante para él (palabras textuales) es que supo “disfrutar de la experiencia aprendiendo de lo que ocurría y encontrando soluciones a las dificultades encontradas”. Además sintió que dio “el máximo” y se “vació”, recalcando que valoró “muy positivamente la experiencia en la competición”. La autoconfianza de J estaba alta entonces; y también lo está ahora, ya que es capaz de ser realista, valora adecuadamente lo que le ocurre y se plantea objetivos adecuados por los que trabaja “a tope”. Y, “encima”, disfruta “al máximo” de lo que hace."
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