Después de perderme la edición del año pasado por problemas de calendario, este año tocaba volver a Berga para disfrutar de uno de mis triatlones preferidos y, probablemente, al que más cariño tenga junto con Calella. A pesar del pequeño contratiempo sufrido unos días atrás estando con fiebre y algo de tos, llegaba bastante bien. Después de tantos meses entrenando supongo que esos días de parón obligado tampoco me pudieron perjudicar tanto, o al menos eso quería creer. El caso es que llegaba con ganas de hacer una buena carrera para despedirme del triatlón hasta la temporada que viene con un buen sabor de boca. Y en general puedo decir que así fue.
El domingo tocó madrugar bastante más que otros años. En lugar de empezar a las diez como habitualmente, la carrera empezaba dos horas antes, así que a las seis me levanté, desayuné (aunque con dificultades porque tenía el estómago cerrado) y un poco antes de las siete Arancha y yo salimos desde Gironella en dirección al Pantano de La Baells. Una vez allí dejé rápido las cosas (todo en orden) y empecé a prepararme. Unos minutos antes de las ocho nos llamaron y poco a poco nos fuimos metiendo en el agua (la salida era desde dentro). Éramos unos 700 y la salida parecía que iba a ser complicada. El recorrido era a la inversa de lo que conocía hasta ahora y había que nadar primero en dirección al puente para luego dar los giros a la derecha. El agua estaba a una temperatura ideal, de hecho se estaba mejor en el agua que fuera, pero había una niebla espesa que hacía imposible ver ni las boyas ni el puente, además de crear un paisaje un poco tétrico pero curioso. Me hizo gracia un comentario que escuché mientras estábamos todos metidos en el agua, flotando como podíamos, esperando la salida y sin ver más allá de 8 o 10 metros: "esto parece un concierto heavy".
Cuando pasaban un par de minutos de las ocho sonó la bocina y empezamos a nadar. Como es habitual en mí, salí tranquilo y más pendiente de encontrar huecos libres donde nadar sin golpes que de otra cosa. Aún así, al poco de empezar recibí un buen codazo en el ojo izquierdo que me hizo mucho daño. Lo menos malo es que la ventosa paró bastante bien el golpe y que no me entró agua. Algo es algo. Como no se veía demasiado por la niebla (que poco a poco se fue deshaciendo), me fié de mi alrededor y tengo que decir que la jugada no me salió mal, por lo menos hasta el primer giro. Al llegar a la primera boya, giramos a la derecha por detrás del puente y, poco después, un par de giros más para encarar la última recta hacia la salida. Es aquí donde quizás me desvié un poco. Sin darme cuenta me fui yendo hacia la izquierda y cuando, de repente, me vi nadando solo y con todo el espacio del mundo, pensé que aquello no podía ser verdad. Así que miré y rectifiqué la trazada hasta ponerme a la altura de otros triatletas y hacer los últimos metros rodeado de gente. No miré el reloj en ningún momento y tengo que decir que me llevé una agradable sorpresa cuando, al salir, vi que mi reloj no marcaba aún los 34 minutos. Mucho mejor de lo que esperaba teniendo en cuenta que nadé muy tranquilo y que, según el Garmin, hice algunos metros de más.
La transición fue larga y no especialmente rápida por mi parte. Aún así adelanté a varios corredores antes de llegar a mi bici. Una vez allí, perdí tiempo como siempre secándome un poco y poniéndome las medias compresivas. En este sentido, es difícil valorar si las medias me van bien o si haría lo mismo sin ellas, pero es cierto que pierdo demasiado tiempo en ponérmelas. Ya sé que estamos hablando de segundos y que no me viene de ahí, pero tampoco sé con certeza que beneficios me aportan a la larga. Cuando estuve preparado cogí la bici dispuesto a enfrentarme a esos 84 km y más de 1.000 metros de desnivel positivo que me esperaban.
En el briefing del día antes ya nos avisaron que habían introducido algún cambio en el recorrido y que nos encontraríamos con más subida al principio (supondría de media entre 3 y 4 minutos más de subida), unos cuantos giros complicados bajando ese primer tramo y con varios resaltos a la altura de Gironella, con lo cual iba a ser un sector algo más lento que en pasadas ediciones. Saliendo del pantano, donde empezaba el tramo de subida, gané unas cuantas posiciones y seguí recuperando hasta llegar a la primera bajada. Las sensaciones no eran del todo buenas y sentía que me faltaba algo de fuerza. Lo menos malo es que durante el largo tramo de bajada, casi hasta el kilómetro 20, pude "descansar" un poco y no apreté demasiado pensando en los más de 14 kilómetros de subida contínua que nos esperaban a continuación y donde esperaba conseguir algo de beneficio. Y fue así sólo a medias, ya que cuando la subida llegó, volví a recuperar algunas posiciones pero seguía sin sentirme lo fuerte que me hubiera gustado. Durante la primera vuelta me bebí casi un litro de líquido y me comí una barrita con muchos apuros. Al final de la primera vuelta mi velocidad media superaba por muy poco los 30 km/h y decidí que era el momento de jugársela y apretar un poco. Durante la segunda vuelta todo cambió para bien. Empecé a sentirme cómodo sobre la bici y con mucha fuerza en las subidas, tal y como me gusta. Durante el largo tramo de bajada me mantuve bastante bien y sin forzar en exceso (más por miedo que por otra cosa) hubo tramos en los que alcancé los 65 km/h. Y subiendo, disfruté como un enano. Gané un montón de puestos y dejé atrás a varios triatletas que me habían adelantado antes y que en su momento pensé que ya no volverían a estar a mi alcance. Sobre el drafting, creo que los jueces estuvieron un poco permisivos. Es verdad que había tramos donde tenían que hacer la vista gorda pero en según que momentos hubo gente que se aprovechó en exceso. Allá cada uno con su conciencia. Terminé la subida muy bien y ya sólo faltaban los últimos 12 kilómetros donde aproveché para comerme una segunda barrita. Fueron rápidos y los hice totalmente solo, algo que consideré como una buena señal. Una vez en Berga, faltaba el último "regalo", la dura subida hasta boxes. Por suerte, aquí el esfuerzo que hubo que hacer para subirla se vio compensado con el gran ambiente que se respiraba a ambos lados de la carretera y a la entrada de la T2. Había muchísimo público animando y aplaudiendo, entre ellos Arancha, Sara y Laura, que convirtieron la subida en algo espectacular y muy ameno. Terminé el sector bici en algo más de 2h40' (a una media de 31,4 km/h y un desnivel positivo de más de 1.100 metros) y ya sólo restaban 21 km de carrera a pie, en teoría el momento en el que podría sacar más partido y seguir recuperando posiciones.
Hice una segunda transición normalita y dudé de si correr con gafas y visera o no. Estaba muy nublado y no suelo correr con gafas, pero al final me las dejé. Empecé fuerte y los tres primeros kilómetros los hice alrededor de 4'/km. Me seguía sintiendo bien y parecía que la bici no me había pasado demasiada factura. De todas formas, con el paso de los kilómetros y por la dureza del recorrido (lleno de subidas y bajadas), empecé a bajar algo el ritmo y me fue imposible ir a un ritmo constante. Cada kilómetro salía a un ritmo diferente, llegando a haber hasta una diferencia de 50" entre un kilómetro y el siguiente. Al terminar la primera vuelta vi que llevábamos algo más de 7 kilómetros, con lo que empecé a pensar que en esta edición no nos iban a regalar ese kilómetro y pico de otros años. Me pareció bien. Sabía que me sería casi imposible mejorar la marca de hace dos años pero eso no me importó, estaba claro que estos recorridos no tenían nada que ver con otros años, así que no era comparable. Durante la carrera a pie sólo me tomé un gel ya que el otro que llevaba se me cayó y en los avituallamientos no tomé nada excepto un vaso de agua y dos de isotónico. Iba bien y preferí no perder tiempo tomando nada más. Durante el final de mi segunda vuelta compartí unos metros de carrera con Pau, compañero del FACVAC Triatló, con el que intercambié unas palabras de ánimo. Ya casi lo teníamos hecho. La tercera vuelta fue la más lenta de todas. No me sentía especialmente cansado ni me dolía nada, pero notaba que las subidas cada vez costaban más y en las bajadas no recuperaba como al principio. El final se acercaba y en todo momento supe que a pesar de un circuito más duro en bici y más largo corriendo que otros años, bajaría de las cinco horas sin problemas. Los número salían y sólo quedaba disfrutar de los últimos metros que, por cierto, también fueron espectaculares. Muchísima gente a ambos lados de la alfombra azul de meta y muchos niños a los que chocarles la mano. Sin duda, esos momentos finales, son los que más se disfruta de esto, y más después de saber que has hecho una buena carrera y que has cumplido con el objetivo. Al final, tras correr los 21 km en algo más de 1h32' y a un ritmo medio de 4'27/km, entré en meta con un tiempo total de 4h55'18". La clasificación final (creo que quedé el 100 de 627 llegados a meta) lleva varios días que no se puede consultar en la web de la Federación, así que cuando vuelva a estar disponible ya pondré el enlace con los resultados.
En general terminé muy contento, pero como siempre hay que ser exigente y buscar alguna "pega" para pensar donde se podía haber mejorado, diré que en natación, como siempre, me faltó un poco más de intensidad (salgo muy "reservón" siempre) y no desviarme a la izquerda en la última recta, que las transiciones las podría haber hecho un poco más rápidas (sobre todo la T1) y que la primera vuelta de la bici quizás podría haberla hecho algo más rápido. Sé que sólo son pequeños detalles que tampoco me hubieran supuesto tantísimo tiempo, pero siempre viene bien tenerlos en cuenta para seguir mejorando en el futuro. Por lo demás, nada que objetar.
Una vez más, no estuve solo en la carrera y además de la gran ayuda que supone contar para todo con Arancha (y más en su "estado"), nos acompañaron Sara y Laura que se pegaron un buen madrugón para venir el mismo domingo de la carrera desde Tarragona. Muchas gracias a las tres!
En cuanto a la organización, como siempre, muy bien. Como cosas a mejorar podría decir que en la pasta party (como en casi todos los sitios) no tuvieron en cuenta a los vegetarianos/veganos y la única salsa que había era con carne picada, con lo que me tuve que comer los espaguetis solos con aceite. Lo mismo pasó con la pasta que daban a la llegada, así que me tuve que conformar con comer un poco de fruta. Y, por poner otro pero, quizás la calidad de la camiseta de finisher tampoco es una maravilla, y siendo organizada de Sailfish creo (desde mi ignorancia y desconocimiento de los números que maneja la organización) que no costaría mucho mejorarla. Aparte de eso, como siempre, un placer volver a Berga. Hasta ahora llevo 3 de 4.
Para terminar, dejo algunas de las fotos que hizo Arancha durante la carrera y los resultados del Garmin.
El domingo tocó madrugar bastante más que otros años. En lugar de empezar a las diez como habitualmente, la carrera empezaba dos horas antes, así que a las seis me levanté, desayuné (aunque con dificultades porque tenía el estómago cerrado) y un poco antes de las siete Arancha y yo salimos desde Gironella en dirección al Pantano de La Baells. Una vez allí dejé rápido las cosas (todo en orden) y empecé a prepararme. Unos minutos antes de las ocho nos llamaron y poco a poco nos fuimos metiendo en el agua (la salida era desde dentro). Éramos unos 700 y la salida parecía que iba a ser complicada. El recorrido era a la inversa de lo que conocía hasta ahora y había que nadar primero en dirección al puente para luego dar los giros a la derecha. El agua estaba a una temperatura ideal, de hecho se estaba mejor en el agua que fuera, pero había una niebla espesa que hacía imposible ver ni las boyas ni el puente, además de crear un paisaje un poco tétrico pero curioso. Me hizo gracia un comentario que escuché mientras estábamos todos metidos en el agua, flotando como podíamos, esperando la salida y sin ver más allá de 8 o 10 metros: "esto parece un concierto heavy".
Cuando pasaban un par de minutos de las ocho sonó la bocina y empezamos a nadar. Como es habitual en mí, salí tranquilo y más pendiente de encontrar huecos libres donde nadar sin golpes que de otra cosa. Aún así, al poco de empezar recibí un buen codazo en el ojo izquierdo que me hizo mucho daño. Lo menos malo es que la ventosa paró bastante bien el golpe y que no me entró agua. Algo es algo. Como no se veía demasiado por la niebla (que poco a poco se fue deshaciendo), me fié de mi alrededor y tengo que decir que la jugada no me salió mal, por lo menos hasta el primer giro. Al llegar a la primera boya, giramos a la derecha por detrás del puente y, poco después, un par de giros más para encarar la última recta hacia la salida. Es aquí donde quizás me desvié un poco. Sin darme cuenta me fui yendo hacia la izquierda y cuando, de repente, me vi nadando solo y con todo el espacio del mundo, pensé que aquello no podía ser verdad. Así que miré y rectifiqué la trazada hasta ponerme a la altura de otros triatletas y hacer los últimos metros rodeado de gente. No miré el reloj en ningún momento y tengo que decir que me llevé una agradable sorpresa cuando, al salir, vi que mi reloj no marcaba aún los 34 minutos. Mucho mejor de lo que esperaba teniendo en cuenta que nadé muy tranquilo y que, según el Garmin, hice algunos metros de más.
La transición fue larga y no especialmente rápida por mi parte. Aún así adelanté a varios corredores antes de llegar a mi bici. Una vez allí, perdí tiempo como siempre secándome un poco y poniéndome las medias compresivas. En este sentido, es difícil valorar si las medias me van bien o si haría lo mismo sin ellas, pero es cierto que pierdo demasiado tiempo en ponérmelas. Ya sé que estamos hablando de segundos y que no me viene de ahí, pero tampoco sé con certeza que beneficios me aportan a la larga. Cuando estuve preparado cogí la bici dispuesto a enfrentarme a esos 84 km y más de 1.000 metros de desnivel positivo que me esperaban.
En el briefing del día antes ya nos avisaron que habían introducido algún cambio en el recorrido y que nos encontraríamos con más subida al principio (supondría de media entre 3 y 4 minutos más de subida), unos cuantos giros complicados bajando ese primer tramo y con varios resaltos a la altura de Gironella, con lo cual iba a ser un sector algo más lento que en pasadas ediciones. Saliendo del pantano, donde empezaba el tramo de subida, gané unas cuantas posiciones y seguí recuperando hasta llegar a la primera bajada. Las sensaciones no eran del todo buenas y sentía que me faltaba algo de fuerza. Lo menos malo es que durante el largo tramo de bajada, casi hasta el kilómetro 20, pude "descansar" un poco y no apreté demasiado pensando en los más de 14 kilómetros de subida contínua que nos esperaban a continuación y donde esperaba conseguir algo de beneficio. Y fue así sólo a medias, ya que cuando la subida llegó, volví a recuperar algunas posiciones pero seguía sin sentirme lo fuerte que me hubiera gustado. Durante la primera vuelta me bebí casi un litro de líquido y me comí una barrita con muchos apuros. Al final de la primera vuelta mi velocidad media superaba por muy poco los 30 km/h y decidí que era el momento de jugársela y apretar un poco. Durante la segunda vuelta todo cambió para bien. Empecé a sentirme cómodo sobre la bici y con mucha fuerza en las subidas, tal y como me gusta. Durante el largo tramo de bajada me mantuve bastante bien y sin forzar en exceso (más por miedo que por otra cosa) hubo tramos en los que alcancé los 65 km/h. Y subiendo, disfruté como un enano. Gané un montón de puestos y dejé atrás a varios triatletas que me habían adelantado antes y que en su momento pensé que ya no volverían a estar a mi alcance. Sobre el drafting, creo que los jueces estuvieron un poco permisivos. Es verdad que había tramos donde tenían que hacer la vista gorda pero en según que momentos hubo gente que se aprovechó en exceso. Allá cada uno con su conciencia. Terminé la subida muy bien y ya sólo faltaban los últimos 12 kilómetros donde aproveché para comerme una segunda barrita. Fueron rápidos y los hice totalmente solo, algo que consideré como una buena señal. Una vez en Berga, faltaba el último "regalo", la dura subida hasta boxes. Por suerte, aquí el esfuerzo que hubo que hacer para subirla se vio compensado con el gran ambiente que se respiraba a ambos lados de la carretera y a la entrada de la T2. Había muchísimo público animando y aplaudiendo, entre ellos Arancha, Sara y Laura, que convirtieron la subida en algo espectacular y muy ameno. Terminé el sector bici en algo más de 2h40' (a una media de 31,4 km/h y un desnivel positivo de más de 1.100 metros) y ya sólo restaban 21 km de carrera a pie, en teoría el momento en el que podría sacar más partido y seguir recuperando posiciones.
Hice una segunda transición normalita y dudé de si correr con gafas y visera o no. Estaba muy nublado y no suelo correr con gafas, pero al final me las dejé. Empecé fuerte y los tres primeros kilómetros los hice alrededor de 4'/km. Me seguía sintiendo bien y parecía que la bici no me había pasado demasiada factura. De todas formas, con el paso de los kilómetros y por la dureza del recorrido (lleno de subidas y bajadas), empecé a bajar algo el ritmo y me fue imposible ir a un ritmo constante. Cada kilómetro salía a un ritmo diferente, llegando a haber hasta una diferencia de 50" entre un kilómetro y el siguiente. Al terminar la primera vuelta vi que llevábamos algo más de 7 kilómetros, con lo que empecé a pensar que en esta edición no nos iban a regalar ese kilómetro y pico de otros años. Me pareció bien. Sabía que me sería casi imposible mejorar la marca de hace dos años pero eso no me importó, estaba claro que estos recorridos no tenían nada que ver con otros años, así que no era comparable. Durante la carrera a pie sólo me tomé un gel ya que el otro que llevaba se me cayó y en los avituallamientos no tomé nada excepto un vaso de agua y dos de isotónico. Iba bien y preferí no perder tiempo tomando nada más. Durante el final de mi segunda vuelta compartí unos metros de carrera con Pau, compañero del FACVAC Triatló, con el que intercambié unas palabras de ánimo. Ya casi lo teníamos hecho. La tercera vuelta fue la más lenta de todas. No me sentía especialmente cansado ni me dolía nada, pero notaba que las subidas cada vez costaban más y en las bajadas no recuperaba como al principio. El final se acercaba y en todo momento supe que a pesar de un circuito más duro en bici y más largo corriendo que otros años, bajaría de las cinco horas sin problemas. Los número salían y sólo quedaba disfrutar de los últimos metros que, por cierto, también fueron espectaculares. Muchísima gente a ambos lados de la alfombra azul de meta y muchos niños a los que chocarles la mano. Sin duda, esos momentos finales, son los que más se disfruta de esto, y más después de saber que has hecho una buena carrera y que has cumplido con el objetivo. Al final, tras correr los 21 km en algo más de 1h32' y a un ritmo medio de 4'27/km, entré en meta con un tiempo total de 4h55'18". La clasificación final (creo que quedé el 100 de 627 llegados a meta) lleva varios días que no se puede consultar en la web de la Federación, así que cuando vuelva a estar disponible ya pondré el enlace con los resultados.
En general terminé muy contento, pero como siempre hay que ser exigente y buscar alguna "pega" para pensar donde se podía haber mejorado, diré que en natación, como siempre, me faltó un poco más de intensidad (salgo muy "reservón" siempre) y no desviarme a la izquerda en la última recta, que las transiciones las podría haber hecho un poco más rápidas (sobre todo la T1) y que la primera vuelta de la bici quizás podría haberla hecho algo más rápido. Sé que sólo son pequeños detalles que tampoco me hubieran supuesto tantísimo tiempo, pero siempre viene bien tenerlos en cuenta para seguir mejorando en el futuro. Por lo demás, nada que objetar.
Una vez más, no estuve solo en la carrera y además de la gran ayuda que supone contar para todo con Arancha (y más en su "estado"), nos acompañaron Sara y Laura que se pegaron un buen madrugón para venir el mismo domingo de la carrera desde Tarragona. Muchas gracias a las tres!
En cuanto a la organización, como siempre, muy bien. Como cosas a mejorar podría decir que en la pasta party (como en casi todos los sitios) no tuvieron en cuenta a los vegetarianos/veganos y la única salsa que había era con carne picada, con lo que me tuve que comer los espaguetis solos con aceite. Lo mismo pasó con la pasta que daban a la llegada, así que me tuve que conformar con comer un poco de fruta. Y, por poner otro pero, quizás la calidad de la camiseta de finisher tampoco es una maravilla, y siendo organizada de Sailfish creo (desde mi ignorancia y desconocimiento de los números que maneja la organización) que no costaría mucho mejorarla. Aparte de eso, como siempre, un placer volver a Berga. Hasta ahora llevo 3 de 4.
Para terminar, dejo algunas de las fotos que hizo Arancha durante la carrera y los resultados del Garmin.
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