Con menos de 24 horas de descanso desde que terminara el Gran Fondo Tarragona, el domingo día 2 de noviembre volví un año más a la Cursa de Muntanya de Riudecanyes. Con la de este año ya son cuatro mis participaciones en esta carrera de montaña y seguramente no será la última. En esta edición había dos recorridos, uno de 14 km (para corredores y caminantes) y otro de (teóricamente) casi 21, por el que me había decidido yo. De la misma forma que el día anterior, llegaba a la carrera sin grandes pretensiones aunque, a priori, no me sentía excesivamente cansado de las casi cuatro horas de pedaleo del día anterior y pensaba que correría bien, aunque nada más lejos de la realidad.
Mi hermano y yo llegamos a Riudecanyes con el tiempo justo para recoger el dorsal y plantarnos en la línea de salida. De la carrera larga éramos algo más de 80 corredores y salimos un cuarto de hora antes que el resto. Nada más empezar, subida importante de asfalto aún por el pueblo hasta tomar el primer camino. En esos primeros metros fuimos casi todos juntos aunque, al empezar la pista ya se formaron los primeros grupos. Mi hermano y yo nos quedamos bastante delante aunque en un segundo grupo. Pocos metros más adelante llegamos a la pista que bordea el pantano, bastante llana, donde se podía correr rápido y, donde desgraciadamente, me di cuenta que no sería mi día. En ese pequeño tramo llano noté que me costaba rodar a un ritmo cercano a 4'/km y cuando empezó la siguiente subida, ya en dirección a Duesaigües, poco a poco me fueron adelantando los corredores del grupo y me quedé un poco en tierra de nadie. Me fastidió porque en teoría las subidas son lo "mío" pero sentía que las piernas no iban como me gustaría. Ahí empezó otra carrera para mí. Enseguida fui consciente de lo que había y, por lo tanto, lo más coherente era olvidarse un poco del crono e intentar disfrutar al máximo de la montaña.
Antes de los veinte minutos de carrera llegué a Duesaigües, donde realmente empezaba la carrera de montaña. Ya entonces el recorrido había tenido una ligera tendencia a subir pero a partir de ese momento empezaban más de 7 kilómetros de dura subida continua, algo técnica por momentos y sin ninguna tregua. Los kilómetros que fueron del sexto al décimo los hice todos a un ritmo por encima de los siete minutos. Y si esos kilómetros de subida fueron lentos, no fueron mucho más rápidos los tres siguientes de bajada por senderos con mucha piedra suelta. Ahí, como siempre, salió mi vena conservadora (y patosa) y bajé con mucho cuidado a ritmo de tortuga. En esa bajada perdí una posición que recuperé en el siguiente tramo de pista, en dirección a l'Argentera, donde pude correr más rápido.
Cuando llevaba unos 15 kilómetros y pensaba que lo peor había pasado, me di cuenta que estaba equivocado. La subida hacia el Castell d'Escornalbou, por un sendero por el que en ninguna edición habíamos subido, fue durísima. Así, en el kilómetro 16 casi ascendimos 200 metros, cosa que me hizo terminarlo a un ritmo de casi 12 minutos!!! Una vez arriba, bordeamos el castillo y a continuación empezamos el descenso de vuelta a Riudecanyes con un pequeño tramo de asfalto. No duró mucho y enseguida volvimos a las pistas y a los senderos algo técnicos. Ya llevabamos cerca de 19 kilómetros y pensaba que el final estaba cerca, pero de nuevo me equivocaba. Pasado ya el kilómetro veinte llegué a un avituallamiento y los voluntarios, en lugar de indicarnos el camino fácil de bajada, aún nos desviaron hacia otro tramo de subida. No me lo podía creer. Mis fuerzas estaban empezando a flaquear y tenía unas ganas enormes de terminar, así que eso fue un pequeño palo. Superado ese golpe y dejando atrás esa última subida, ya sí, tocaba afrontar el último descenso en dirección a Riudecanyes. Llevaba ya más de dos horas y veinte minutos de carrera y más de 23 kilómetros, cuando, por fin, llegué al pueblo. Allí me estaban esperando Anna, Eli y Mireia para darme los últimos ánimos que agradecí bastante. Al final crucé la línea de meta con un tiempo de 2h24'26" terminando en la posición 26 (11º de mi categoría) de 84 corredores llegados a meta (resultados).
Soy consciente que no fue un gran resultado teniendo en cuenta que el año pasado terminé el décimo, pero es verdad que esta edición creo que poco tuvo que ver con las anteriores, sobre todo en cuanto a los tramos técnicos de bajada. Pero, a pesar de todo, terminé satisfecho. Creo que fue un fin de semana productivo participando en dos competiciones bastante duras y con resultados no demasiado malos para llevar menos de dos semanas entrenando.
Para terminar, y como Arancha no pudo venir a acompañarme esta vez, os dejo sólo la foto de llegada a meta y los detalles de la carrera del Garmin.
Mi hermano y yo llegamos a Riudecanyes con el tiempo justo para recoger el dorsal y plantarnos en la línea de salida. De la carrera larga éramos algo más de 80 corredores y salimos un cuarto de hora antes que el resto. Nada más empezar, subida importante de asfalto aún por el pueblo hasta tomar el primer camino. En esos primeros metros fuimos casi todos juntos aunque, al empezar la pista ya se formaron los primeros grupos. Mi hermano y yo nos quedamos bastante delante aunque en un segundo grupo. Pocos metros más adelante llegamos a la pista que bordea el pantano, bastante llana, donde se podía correr rápido y, donde desgraciadamente, me di cuenta que no sería mi día. En ese pequeño tramo llano noté que me costaba rodar a un ritmo cercano a 4'/km y cuando empezó la siguiente subida, ya en dirección a Duesaigües, poco a poco me fueron adelantando los corredores del grupo y me quedé un poco en tierra de nadie. Me fastidió porque en teoría las subidas son lo "mío" pero sentía que las piernas no iban como me gustaría. Ahí empezó otra carrera para mí. Enseguida fui consciente de lo que había y, por lo tanto, lo más coherente era olvidarse un poco del crono e intentar disfrutar al máximo de la montaña.
Antes de los veinte minutos de carrera llegué a Duesaigües, donde realmente empezaba la carrera de montaña. Ya entonces el recorrido había tenido una ligera tendencia a subir pero a partir de ese momento empezaban más de 7 kilómetros de dura subida continua, algo técnica por momentos y sin ninguna tregua. Los kilómetros que fueron del sexto al décimo los hice todos a un ritmo por encima de los siete minutos. Y si esos kilómetros de subida fueron lentos, no fueron mucho más rápidos los tres siguientes de bajada por senderos con mucha piedra suelta. Ahí, como siempre, salió mi vena conservadora (y patosa) y bajé con mucho cuidado a ritmo de tortuga. En esa bajada perdí una posición que recuperé en el siguiente tramo de pista, en dirección a l'Argentera, donde pude correr más rápido.
Cuando llevaba unos 15 kilómetros y pensaba que lo peor había pasado, me di cuenta que estaba equivocado. La subida hacia el Castell d'Escornalbou, por un sendero por el que en ninguna edición habíamos subido, fue durísima. Así, en el kilómetro 16 casi ascendimos 200 metros, cosa que me hizo terminarlo a un ritmo de casi 12 minutos!!! Una vez arriba, bordeamos el castillo y a continuación empezamos el descenso de vuelta a Riudecanyes con un pequeño tramo de asfalto. No duró mucho y enseguida volvimos a las pistas y a los senderos algo técnicos. Ya llevabamos cerca de 19 kilómetros y pensaba que el final estaba cerca, pero de nuevo me equivocaba. Pasado ya el kilómetro veinte llegué a un avituallamiento y los voluntarios, en lugar de indicarnos el camino fácil de bajada, aún nos desviaron hacia otro tramo de subida. No me lo podía creer. Mis fuerzas estaban empezando a flaquear y tenía unas ganas enormes de terminar, así que eso fue un pequeño palo. Superado ese golpe y dejando atrás esa última subida, ya sí, tocaba afrontar el último descenso en dirección a Riudecanyes. Llevaba ya más de dos horas y veinte minutos de carrera y más de 23 kilómetros, cuando, por fin, llegué al pueblo. Allí me estaban esperando Anna, Eli y Mireia para darme los últimos ánimos que agradecí bastante. Al final crucé la línea de meta con un tiempo de 2h24'26" terminando en la posición 26 (11º de mi categoría) de 84 corredores llegados a meta (resultados).
Soy consciente que no fue un gran resultado teniendo en cuenta que el año pasado terminé el décimo, pero es verdad que esta edición creo que poco tuvo que ver con las anteriores, sobre todo en cuanto a los tramos técnicos de bajada. Pero, a pesar de todo, terminé satisfecho. Creo que fue un fin de semana productivo participando en dos competiciones bastante duras y con resultados no demasiado malos para llevar menos de dos semanas entrenando.
Para terminar, y como Arancha no pudo venir a acompañarme esta vez, os dejo sólo la foto de llegada a meta y los detalles de la carrera del Garmin.
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