miércoles, 16 de diciembre de 2015

Crónica de la Mitja de Salou

Este pasado domingo me colgué el primer dorsal de la temporada. A pesar de no estar del todo recuperado de mis molestias, a mediados de la semana pasada decidí inscribirme a la Mitja de Salou para probarme y ver como respondía el cuerpo ante esos 21 kilómetros de carrera a pie. Hasta el momento, desde el día que decidí volver a correr, las molestias no habían ido a más tras los rodajes, casi diría que al revés, se habían ido volviendo más leves. Es verdad que lo máximo que había corrido habían sido unos ocho kilómetros y pico pero opté por probar. Lógicamente, iba sin ninguna pretensión de conseguir un resultado concreto, simplemente quería probarme y tenía claro que si las cosas se ponían feas abandonaría la carrera sin dudarlo. Por suerte, la cosa salió bien y no hubo que lamentar daños.

Como digo, no buscaba (ni estaba en condiciones de buscarlo) un tiempo concreto, correr cómodo ya era un triunfo, pero además de eso, para esta carrera encontré otro tipo de motivación extra: hacer de liebre a Xavi. Su objetivo era bajar de 1h40’ (en Tarragona había hecho un par de minutos más) y me apetecía intentar ayudarle en la medida de lo que pudiera. Posiblemente la Mitja de Salou no era la carrera más adecuada para conseguirlo, ya que con su recorrido de dos vueltas y sus dos respectivas subidas al Cap Salou la convierten en una media con más desnivel de lo habitual, pero había que intentarlo. Por otro lado, consideré que ese tiempo, aunque llevara tiempo sin correr, sería asequible para mí aunque tuviera alguna que otra duda.

Al haber recogido el dorsal el día antes y no tener la tensión de otras carreras, el domingo me lo tomé con calma. Me levanté tarde, apenas hora y media antes de la carrera, desayuné tranquilo y pasadas las ocho y media me fui a Salou. Allí enseguida me encontré con Alba, Carlos y Xavi. Hicimos tiempo, charlamos y nos preparamos con tranquilidad. Tanta que, como casi siempre, no calentamos. Minutos antes de empezar nos encontramos con Raúl, David y Pep y a continuación nos fuimos a colocar cada uno a nuestro sitio. Raúl se colocó delante, Carlos, Xavi, David y yo juntos cerca de la liebre de 1h40’ y Pep un poco detrás. A pesar de ser sólo unos 700 corredores, no cogimos un buen sitio pero suficiente teniendo en cuenta al ritmo al que íbamos a salir. Por cierto, no lo he dicho antes, pero estrenaba equipación. Tras perderme la presentación “oficial” de la camiseta en la Mitja de Tarragona, en Salou fuimos todos con nuestras nuevas camisetas del USK Team.

A las 9:30 dieron la salida y empezamos a correr. Ya no recordaba una salida así, pausada y sin tener que empezar fuerte para encontrar tu sitio cuanto antes. Antes de empezar a correr lo hablamos y la estrategia iba a ser correr (o al menos intentarlo) a un ritmo constante, sin necesidad de empezar fuerte para ir acumulando segundos de margen (a veces sale bien) y con el riesgo de pinchar más tarde. Con esta idea, empezamos tranquilos. Los primeros cuatro kilómetros y pico fueron bastante llanos, pero a partir de ahí empezaban los tramos complicados, con dos subidas que hacían disminuir el ritmo de forma considerable. Veía bien a Xavi y sin ningún tipo de apuros a David y Carlos. Por mi parte, en esa primera vuelta fui bien de casi todo. Pulso muy bajo, casi sin molestias y bien de piernas. La verdad es que me sentía contento por volver a correr más o menos bien. La molestia estaba ahí y no sé como hubiera ido en caso de aumentar el ritmo, pero por el momento todo iba bien. Después de subir el Cap Salou por primera vez (entre los kilómetros 8 y 9) se nos escapó un poco la liebre, pero en ningún caso más de 100 o 150 metros. Íbamos dentro del tiempo así que de momento no había que preocuparse. Y más cuando bajando y, posteriormente, corriendo por el paseo, aumentamos el ritmo sin notarlo demasiado y nos volvimos a poner a su lado. Fin de la primera vuelta y, de momento, todo controlado.

En la segunda vuelta, en general, el ritmo decayó un poco. No demasiado ni para preocuparse, pero por lo que fuera aflojamos. A pesar de eso, en todo momento estuvimos según lo previsto. David y Carlos seguían bien, sin dar ningún síntoma de debilidad, es más, pensé que quizás correr a este ritmo se les quedaba un poco corto. Xavi también iba bien, o por lo menos hasta ese momento no se le veía sufrir, pero aún tocaba encarar las subidas de la segunda vuelta y eso es lo que nos iba a juzgar a todos nosotros. Y por mi parte, sensaciones extrañas. En cuanto a pulso, seguía genial. Puede sonar arrogante pero fui toda la carrera sin ninguna sensación de esfuerzo. En cambio, a esas alturas de carrera mis piernas ya no estaban frescas. Empezaba a notarlas muy pesadas y me costaba moverlas con soltura, pero vamos, ¿qué podía esperar? Con menos de 100 kilómetros en las piernas en los últimos dos meses lo raro hubiera sido sentirlas de otra manera.

En el kilómetro 13 empezó el juicio. Comenzaban los desniveles y había que aguantar el tipo para conseguir nuestro objetivo, y vaya si lo hicimos! La primera de las dos subidas la superamos sin problemas. Poco después, en el kilómetro 15, le di a Xavi el gel que le estaba guardando para cuando llegáramos a ese kilómetro. En aquellos momentos estábamos a punto de empezar la segunda y última subida al Cap Salou. La liebre se nos había escapado unos metros y, con ella, David y Carlos, que habían decidido apretar un poco. Yo me quedé con Xavi, lo prometido es deuda, y ahora era cuando realmente hacía más falta estar a su lado. En aquellos momentos, faltando algo más de cuatro kilómetros y viendo en algunos momentos un cinco en la pantalla del Garmin que marcaba el ritmo actual, tuve alguna pequeña duda. Aún estábamos dentro del tiempo y teníamos por delante un recorrido favorable, pero faltaba demasiado como para dormirse y darlo por hecho. Una vez arriba, vi a la liebre más lejos que nunca. A pesar de eso no vi a Xavi con mala cara ni demasiado forzado y eso me tranquilizó. En aquel momento le dije que aprovechara la bajada para recuperar y que ya lo teníamos casi hecho (aunque no las tuviera todas conmigo, que mentiroso!). Por suerte, la cosa salió bien. Hicimos la bajada hasta el paseo a buen ritmo, fuimos recortando cada vez más metros a la liebre hasta que, tras el giro en el paseo, la alcanzamos. Ahora sí. Faltaban apenas dos kilómetros y lo teníamos. Ya no podíamos fallar. Tras el último pequeño “repecho” que había que superar para llegar a la zona de meta, aumentamos un poco el ritmo y disfrutamos mucho de los últimos metros, que aproveché para felicitarle por la buena carrera que había hecho y para saludar a Iker, Arancha y a mis padres. Al final, entramos juntos a meta con un tiempo de 1h38’21”, con más margen del que pensaba pero teniendo en cuenta que el Garmin no llegó a marcar los 21,1 km que en teoría deberíamos haber hecho. No sé si el fallo es del gps o el recorrido estaba mal medido, pero nos ahorramos casi 200 metros, y no precisamente por recortar por las aceras. En meta, nos esperaban Carlos y David, que habían llegado un minuto y pico antes y no quisieron perderse la llegada triunfal de Xavi.

Por mi parte, terminé satisfecho un poco por todo. En primer lugar, por haber aportado mi granito de arena a que Xavi consiguiera su mejor marca personal hasta la fecha. Y digo hasta la fecha porque no muy tarde esa marca quedará más que obsoleta. Tiempo al tiempo. En segundo lugar, por poder correr sin apenas molestias y por hacerlo a un ritmo que no me suponía demasiado esfuerzo tras tanto tiempo sin correr (aunque admito que acabé con las piernas pesadas). Y en tercer lugar y no menos importante, porque disfruté al lado de un grupo de personas que valen mucho la pena. No sé como irá la temporada, no sé si este año mejoraré marcas o haré grandes carreras, pero estoy seguro que compartiré muchísimos momentos con esta gente y disfrutaré de todo lo que consigan ellos tanto como si lo hubiera hecho yo. No sé hasta donde llegará este nuevo club que hemos formado entre todos, pero promete muchos buenos ratos.

Para despedir esta crónica, además de las fotos y los resultados del Garmin que siempre dejo, quiero hacer un apunte. Como ya me pasó en la Mitja de Cambrils de este año, este sistema de chip pegado en el dorsal volvió a fallar. Detectó mi paso por los 10km pero no mi paso por meta. No sé cual es el fallo pero desde luego con un chip de los de toda la vida (de los amarillos), eso no me ha pasado nunca. No sé si fui el único corredor al que le falló y en este caso no voy a perder el tiempo en reclamar, pero me gustaría que al menos se tuviera en cuenta.

Ahora sí, aquí van las fotos y los resultados del Garmin.






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