Este pasado domingo tocaba estrenar el año de competiciones participando en los 10K Costa Daurada. La verdad es que no llegaba lo suficientemente preparado para intentar nada en concreto ya que además de arrastrar alguna que otra molestia, durante las últimas semanas he corrido más bien poco. Con este panorama, el único objetivo para la carrera era el de acompañar a mi hermano (que quería bajar de las tres horas en el maratón) a un ritmo entre 4’10” y 4’15”/km durante los ocho kilómetros que compartiríamos y después hacer los dos restantes en función de como me sintiera. Después de nuestra carrera de 10K, César y yo teníamos la idea de hacer los últimos kilómetros del maratón con mi hermano para ayudarle en lo que pudiéramos.
El día no acompañaba nada. Gris, frío, amenazando una lluvia que por suerte nunca llegó y, lo peor de todo, un viento fuerte y desagradable que se iba a dejar notar en gran parte del recorrido (especialmente en el faro). Arancha y yo esta vez bajamos en coche (por lo que pudiera hacer falta luego) y enseguida nos encontramos con mi hermano y César. Nos fuimos a acabar de preparar todo a la piscina del Serrallo y después hicimos un calentamiento muy suave. Mientras calentaba sentí bastante dolor en el pie izquierdo y hasta noté una ligera molestia en la rodilla derecha, aunque tampoco le di mucha importancia y al correr se me pasó.
Poco antes de las nueve, hora de la salida, nos fuimos a buscar nuestro sitio cerca de la liebre de las 3h. Entre las dos carreras debíamos ser cerca de mil corredores, no está mal teniendo en cuenta que más de 500 eran “maratonianos”. Nada que ver con los pocos que fuimos en el 2010... Como casi siempre, salida un poco complicada con alguna que otra caída aunque sin mayores consecuencias. Mi hermano, César y yo no tuvimos problemas para ponernos en el grupo de las 3h que queríamos. Sin ninguna duda, el domingo era el día perfecto para unirse a un grupo y poder resguardarse lo más que se pudiera del viento. Durante los primeros kilómetros todo fue según lo previsto. Ritmo aproximado de 4’10” en el que me sentí muy cómodo sin sensación de estar forzando en absoluto. Durante estos kilómetros voy pensando y mirando a todo el mundo y hasta siento cierta envidia sana de todos los corredores que estaban haciendo el maratón. La verdad es que me hubiera gustado estar en su lugar en aquel momento y poder disfrutar, y también sufrir (no nos vamos a engañar), de la carrera más especial que hay en todos los sentidos. Tengo claro que ya sea a medio o largo plazo (ahora tengo entre ceja y ceja otro reto apasionante) quiero preparar uno con garantías y, por qué no, soñar con ser sub 3 horas. Tiempo al tiempo.
Con estos pensamientos voy bastante entretenido y mirando muy poco el reloj. Ya hemos pasado el faro donde Arancha nos ha hecho fotos y entramos en el Paseo marítimo de la playa del Milagro. Ahí hay algo de público, cosa que siempre es de agradecer. Aunque en mi caso no lo necesitara, cualquier cosa vale y ayuda cuando estás dispuesto a correr los 42.195 metros... Final del paseo y nuestros caminos se separan. Sólo llevamos ocho kilómetros y es muy pronto para decir nada, pero por lo menos hasta el momento mi hermano iba bien. En ese momento, nos separamos y tanto César como yo le damos los últimos ánimos. Casi sin darnos cuenta, aumentamos un poco nuestro ritmo y adelantamos a varios corredores. A nosotros sólo nos quedan dos kilómetros y a pesar de no estar en el mejor momento, tenemos fuerza para apretar un poco y pasar el noveno kilómetro en 4’00” y el décimo en 3’47”. Al final, entro en meta con un tiempo de 41’33” y César llega sólo unos diez segundos después. Supongo que hubo algún fallo en el momento de pisar la alfombra (que sonar, sonó) y no me registró, por lo tanto, no salgo en la clasificación. En este caso no le di más importancia pero es un tema que nunca gusta.
Al terminar, enseguida nos encontramos con Arancha, estiramos un poco y nos fuimos otra vez a la piscina del Serrallo a resguardarnos del viento y donde aproveché para cambiarme de ropa. Poco después, César y yo nos fuimos trotando suave en dirección al Polígono por donde transcurrían los últimos kilómetros del maratón. Nos quedamos justamente en la señal que marcaba el kilómetro 35 y ahí estuvimos esperando un buen rato a que llegara mi hermano. Frío, viento y dudas de poder volver a arrancar y correr alrededor de 4’15”/km cuando pasara mi hermano. Por desgracia, no hizo falta. Cuando pasó el grupo de las tres horas mi hermano ya no estaba en él aunque no tardó mucho más, quizás iba unos 300 o 400 metros por detrás. A esas alturas de carrera su ritmo era algo más lento (4’40”/km más o menos) así que durante los siete últimos kilómetros fuimos con él intentando darle los ánimos que podíamos, taparle del viento, procurar que no le faltase bebida... No pudo bajar de las tres horas pero acabó con un tiempazo de 3 horas y 4 minutos largos (tampoco sale en la clasificación). Un gran resultado que no hace otra cosa más que darme todavía más envidia sana... A ver si algún día puedo superarle...
Pues hasta aquí los 10 KCD y la MCD que viví el domingo. Mi próxima competición será en la Mitja de Granollers el domingo 3 de febrero aunque veremos como llego y si llego, porque el mismo domingo por la tarde me empezó a molestar un poco la parte externa de la rodilla derecha y de momento no quiero arriesgar. Veremos como evoluciona en los próximos días esto y mi dolor en el pie izquierdo.
Como siempre, dejo varias fotos que nos hizo Arancha, el video de mi llegada a meta y los resultados del Garmin.
Mis felicitaciones a tu hermano. Grandísima marca!!! Ir toda una Maratón a ese ritmo es brutal!! Y por supuesto, no tengo duda de que tú bajarás de las 3 horas en cuanto te lo propongas.
ResponderEliminarYo también iré a Granollers, pero de rodaje, ya con vistas a mi reto, bastante más modesto, de bajar de 3:30 en Sevilla. A ver si podemos coincidir crack!!
Un abrazo
La verdad es que tiene mérito correr como lo hizo. Dijo que fue a partir del km 28 o 29 cuando empezó a aflojar un poco para aún así mantuvo un buen ritmo.
EliminarA ver si es verdad lo que dices y algún día consigo bajar de las tres horas, jeje!
Yo a Granollers también iré a rodar como mucho, pero aún no estoy del todo seguro de poder correr porque el dolor del pie no se me quita y es muy incómodo. De todas formas, a ver si nos vemos por allí. Un abrazo!!!