Crónica Marató de Barcelona

Después de una larga espera, de muchos kilómetros y entrenamientos, de días con muchas ganas de correr y otros con no tantas, de mucho esfuerzo y sacrificio, de ilusión, de incertidumbre y ansiedad,...por fin llegó el fin de semana de la Marató de Barcelona. Se acercaba el gran momento y sólo faltaba esperar que pasaran las últimas horas.

El sábado, después de no dormir demasiado, me levanté sobre las ocho y media y me preparé para salir a hacer el último rodaje. Fueron 20' suaves seguidos de 4 progresivos de 80 m y para terminar 5' más de rodaje. En total casi 5 kilómetros. Después, estiramientos, ducha y a prepararlo todo para irnos a Barcelona. Una vez instalados en el Hotel, fuimos a comer (un buen plato de pasta, como manda la tradición antes de las carreras) y después nos desplazamos hasta la Plaza de España para recoger el dorsal, visitar la feria del corredor (por cierto, espectacular la cantidad de paradas que había, tanto de material deportivo como promocionando maratones por toda Europa) y dar una vuelta por Montjuïc.

Con la Bolsa de la carrera, el dorsal (3412) y la camiseta

Después, fuimos a dar una vuelta por la Rambla y el Port Vell, donde nos tomamos un helado (ya sé que no debía pero es difícil resistirse). Con las piernas ya un poco cansadas, nos fuimos a cenar a un buffet cerca del hotel (comí, sin demasiado hambre una ensalada de arroz, espaguetis a la bolognesa, macedonia de frutas y un poleo menta) y antes de las diez ya estabamos en la habitación. Me preparé todo para el día siguiente y a descansar.

El domingo el despertador sonó a las cinco y media. Había descansado bastante bien y con los nervios no me costó nada levantarme. Desayuné un platano, cuatro nueces, dos yogures  naturales con cinco cucharadas de muesli con frutas y mermelada de frambuesa y dos rebanadas de pan con jamon york. Cuando terminé aún era pronto, así que me tumbé unos veinte minutos en la cama y luego me duché. Cogimos el metro sobre las siete y media y llegamos a la salida antes de las ocho, pero entre subir a dejar la bolsa, hacer colas y terminar de preparármelo todo, entré en mi cajón de salida sin haber calentado prácticamente nada.

Dan la salida y es impresionante ver la cantidad de corredores que hay (unos 15.000).  Suena "Barcelona" de Freddie Mercury y Montserrat Caballé. Los primeros metros es imposible correr y a mi paso por la alfombra de control, el crono oficial ya marca más de cuatro minutos. Ahora sí, empiezo a correr al ritmo que la gente me permite. No me pongo nervioso porque sé que esto no es como empieza sino como termina, así que al no haber calentado aprovecho estos primeros minutos para calentar un poco. Sigo avanzando y paso el primer kilómetro a 4:45. No está mal pero los siguientes kilómetros, cuando pensaba que la cosa se despejaría un poco, siguen igual. Cuesta correr y noto que de tanto ir de un lado para el otro esquivando corredores estoy haciendo más metros de la cuenta. A partir del kilómetro cinco parece que la cosa se aclara algo y empiezo a rodar entre 4:30 y 4:35/km. Voy bastante bien de pulsaciones (sobre las 140) y las piernas parece que también las noto sueltas. Ya no hay nervios aunque sí dudas.

Van pasando los kilómetros y me siento muy bien. Voy bebiendo agua en los avituallamientos y en uno de ellos consigo coger una botella de Powerade que, en lugar de beber un poco y tirarla, me la guardo para ir bebiendo de poco en poco cuando me apeteciera. A la primera hora de carrera, llevando unos 13 kilómetros, decido tomarme el primer gel. No sabía al 100% como me sentaría ya que hasta el momento sólo me había tomado uno en un rodaje por la montaña con mi hermano un par de semana antes. El caso es que me lo tomo y parece que me va bien. Sigo manteniendo el ritmo y, sin darme cuenta, paso el ecuador de la carrera en 1 hora 37 minutos y 22 segundos y haciendo varios de los últimos kilómetros a menos de 4'30". Veo a los primeros corredores que empiezan a abandonar y yo me siento genial. Voy un poco más rápido que antes y sin embargo no tengo esa sensación de estar haciendo un esfuerzo extra. Antes de las dos horas de carrera  empiezo a sentir hambre y me tomo otro gel, que vuelve a sentarme bastante bien. A partir del kilómetro 25 empieza una recta de tres kilómetros de ida hacia la torre Agbar y  tres de vuelta hacia el paseo marítimo. El ambiente allí es espectacular. Muchísima gente aplaudiendo y animando, gritando nuestro nombre (lo llevábamos puesto en el dorsal), niños dándonos la mano...varias cosas que hacían la carrera más amena. Pasados estos seis kilómetros, llegamos al paseo. Ya llevo más de 30 kilómetros y, de momento, ni rastro del "muro". Del kilómetro 31 al 35 mantengo el ritmo e incluso hago algún kilómetro por debajo de los 4'30".  Me tomo el tercer gel para encarar los últimos kilómetros y en el Arco del Triunfo cojo un trozo de naranja. Hago un par de kilómetros algo más lento pero en el 38 y 39 me vuelvo a recuperar manteniendo el ritmo de casi toda la carrera. A falta de tres kilómetros y con ya tres horas de carrera, empiezo a verme en la meta y empiezan mis cálculos, cosa que me provoca cierta ansiedad y me desconcentra un poco. Además, ahora sí que empiezo a sentir un cansancio importante y tengo bastantes ganas de llegar. Los últimos dos kilómetros los hago por encima de los 5 minutos (¡los dos únicos en toda la carrera!) pero pasado el 42, ya de vuelta a la Plaza de España y con la meta a la vista, vuelvo a apretar (cosa que te recomiendan no hacer a esas alturas) y hago los últimos 490 metros (al final 295 metros extra) en dos minutos y poco, entrando en meta con un tiempo de 3 horas, 15 minutos y 41 segundos en la posición 1700 (el 454º de mi categoría) de 12526  corredores (clasificación). Pasada la meta, recojo la medalla de finisher y enseguida me bebo una botella pequeña de agua, un powerade y me como un plátano y medio. Todo me sienta genial por lo contento que estoy. A los pocos minutos me encuentro con Arancha, que se pegó un palizón siguiendo la carrera para no poder conseguir hacer ni una foto ni verme llegar a la meta. Lástima, pero aprovechamos el buen día que hacía para hacer algunas fotos más antes de ir al hotel y volver a casa.

En definitiva, un buen fin de semana y mi gran objetivo del año (hasta el momento) cumplido con creces. Ahora a descansar unos días y en nada de vuelta con los entrenamientos, que la temporada es larga y quedan muchas carreras por hacer y por disfrutar.

Ah!, se me olvidaba. Le quiero dedicar y/o agradecer esta carrera a mi entrenador Jordi Mateu por meterme tanta caña estos últimos tres meses, a Joan Carles, el presi del club, por los ánimos, consejos y motivación que me ha transmitido en los días previos a la carrera, a todas las personas, ya sean amigos, compañeros o "bloggeros" que aportan su granito de arena dando ánimos y consejos que nunca vienen mal, a mi hermano y en especial a Arancha, que como siempre digo, es quien más sufre mis horas de entrenamiento, quien me acompaña en los madrugones y en las carreras y la que siempre esta allí para lo que haga falta. Además, también me lo dedico a mí mismo, porque supongo que al margen de las personas que se dedican a correr como yo (con más o menos nivel, da igual) pocos saben lo que cuesta esto, lo sacrificado que es (tanto física como psicológicamente) y lo solo que estás en cualquier carrera, y especialmente en un maratón. Por todo esto, muchas gracias a tod@s!

Estos son los datos del Forerunner: