Hoy seré breve. Simplemente escribo esta entrada para decir que esta mañana al levantarme, por fin, estaba por debajo de los 66 kilos. No ha sido fácil conseguirlo pero una vez más me vuelvo a demostrar a mi mismo que, como en la mayoría de casos, el esfuerzo, la constancia y el sacrificio tienen su recompensa y que con ellos se puede conseguir casi todo. Es cierto que para conseguirlo me he tenido que privar (y lo tendré que seguir haciendo, salvo ocasiones especiales) de algunas cosas, pero no es menos cierto que cada vez las echo menos en falta. Además, si a cambio de privarme de esos pequeños lujos consigo lo que me propongo como hasta ahora, la satisfacción que se obtiene vale más que el resto de cosas.
El caso es que desde que me lo propuse hasta ahora han pasado tres meses, aunque en realidad fue al volver de las vacaciones en Cantabria el 2 de julio cuando realmente empecé a tomármelo en serio, sobre todo viendo que volví de ellas con un peso de nada menos que 69,6 kg. Así pues, un mes justo es lo que he necesitado para perder esos kilos de más y estar como quería. Quizás aún tengo más margen de mejora y puedo reducir algo de peso pero me quedo con la sensación general de que, probablemente, hoy en día estoy pasando por uno de los mejores momentos que recuerde a nivel físico. Quien me lo hubiera dicho a principios de año...
Para terminar, dejo la gráfica con la evolución del peso de este último mes hasta la fecha de hoy:
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